Mapuche Nütram

57 T odos los días, al atardecer, Elisabeth lo veía de lejos acercarse a la casa, bajando la cuesta. Y entonces empezaba a preparar todo: la fuente blanca, la toalla, el agua fresca. Y lo esperaba. “No podría decir desde qué edad lo hice, pero me di cuenta como a los 7 u 8 años que ese era mi rol como nieta mayor”. Mientras él estuvo vivo, ella cumplió con esa tarea que nadie le había encomendado, pero que ella ejecutaba con devoción divina: lavarle los pies a Efraín Catrilef Gallardo, su cheche-chaw yem (su finado abuelo paterno - papá). Elisabeth no sabía que aquella práctica, que nadie le había pedido que hiciera y que ella ejecutaba con tanta devoción, era un ritual mapuche, que simbolizaba el yamüwün (respeto). Elisabeth es hija del despojo. Su tatarabuelo, con toda su familia, fue expulsado de su tierra para que llegaran colonos a vivir allí. La familia se disgregó y atrás quedaron la lengua y las tradiciones. Cuando Elisabeth conoció su pasado, inició un largo camino para rescatar su cultura, su lengua y sus raíces. Elisabeth Lizama Catrilef

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