Bienestar habitacional: guía de diseño para un hábitat residencias sustentable

5 4 PRÓLOGO Hacía mucha falta hacer un trabajo de esta envergadura y de esta importancia. Hemos vivido tiempos dramáticos construyendo miles y miles de casas que no son tales, por su incapacidad de albergar en medianas condiciones a cualquier familia chilena, las que, más temprano que tarde, rechazarán las viviendas que hasta hoy se les construyen porque no les resultarán útiles ni satisfactorias para sus reales requerimientos y necesidades. Desde el Gobierno del P residente Jorge Alessandri, pocos habían prestado atención y preocupación por tratar de transformar las viviendas de interés social que se construyen en Chile en verdaderos hogares para nuestras familias. Él creó el D .F.L. 2 que definió las condiciones mínimas para establecer como habitable a una vivienda de interés social. Se preocupó de la superficie mínima por cama; de la cantidad mínima de sol para cada recinto y del programa arquitectónico que incluyera todos los espacios necesarios para desarrollar una vida familiar . Por otra parte, definía una superficie edificada máxima de 140 m 2 y limitaba la calidad de las especificaciones técnicas para evitar que construcciones de lujo tuviesen los beneficios de las viviendas destinadas a los menos pudientes económicamente hablando. Estos postulados, que situaban al Estado como protagonista en su misión de dar dignidad a la familia chilena al poseer una casa adecuada a sus necesidades y aspiraciones de vida, se fueron perdiendo en el camino, hasta llegar a tal número de carencias, tanto a nivel de la propia unidad familiar donde en sus dormitorios no caben tan siquiera las camas, como al medio urbano en que se emplazan, que echan por tierra la posibilidad de desarrollar una vida comunitaria, con espacios para el trabajo, el reposo, los deportes y el quehacer cultural. Son estos aspectos y estos valores los que en el Diagnóstico del Documento que ahora comento, dejan en evidencia que las políticas habitacionales se han basado en valorizar únicamente la cantidad y para nada la calidad del producto que estamos entregando. Es cierto, y hay que decirlo, que el actual Ministro de Vivienda y Urbanismo está poniendo cada vez más atención y preocupación por enmendar políticas que han provocado estragos en la estructura urbana de nuestras ciudades y en la calidad y adecuación de la vivienda a los requerimientos de los usuarios. Por eso es que la aparición de ésta “Guía de Diseño para un Hábitat R esidencial Sustentable " conlleva potencialidades enormes, ya que el documento es mucho más que una simple Guía referencial. Es la expresión de una filosofía de vida familiar y colectiva donde se establecen normas de convivencia a que todo pueblo tiene derecho y debe aspirar . Metas, que de no lograrse en un tiempo razonable, sufriremos, en mayor medida que la situación actual, las consecuencias de la desintegración social y la pérdida de los valores de la familia como el núcleo inicial más importante dentro de la estructura social de nuestro país. Visualizar formas más humanas de convivencia a través de la existencia de un espacio físico que albergue con dignidad a la familia chilena y , sobre todo, que defina los postulados básicos para un desarrollo culto de la arquitectura y su relación con la ciudad, me parece que hace ya mucho tiempo que debió ser un punto fundamental de partida para aspirar a preservar los grandes valores que son sustentados por nuestra propia identidad e idiosincrasia y que, una modernidad mal entendida, está olvidando desarrollar y proteger al sumergirnos en una globalización en la cual participamos pasivamente. Al mantener esos valores, podremos alcanzar los niveles de desarrollo a que estamos aspirando, donde nuestras tradiciones; nuestras geografías; nuestros climas; las diferentes formas de hacer las cosas; los materiales de que disponemos y las destrezas para utilizarlos; la flexibilidad para adecuarnos a las distintas circunstancias y la identidad que nos ubica como chilenos, serán los elementos básicos para definir los diseños a que los arquitectos y los organismos del Estado nos debiéramos someter para hacer arquitectura y hacer ciudad. Por ello, pienso que este extraordinario trabajo que es la Guía para el Hábitat Residencial debe ser llevado a las Universidades en sus Escuelas de Arquitectura y otras disciplinas interesadas en el tema, a las Municipalidades para integrarlas a las normas, ordenanzas y reglamentos que regulan la edificación y el desarrollo urbano de nuestras Comunas. Debieran también asumir este mensaje todos los arquitectos que ejercen su profesión, olvidando, tan reiteradamente, la misión que les corresponde cumplir con dar albergue bello, humano, útil, permanente y seguro al hombre de hoy para cubrir todas sus manifestaciones y actividades. Como arquitecto quisiera expresar mi gratitud a los autores de este trabajo que me ha obligado a remirarme a mí mismo y tomar nuevas fuerzas para hacer mejor las cosas. Fernando Castillo V elasco Arquitecto

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