Los constituyentes de 1925

Roberto Espinoza Norambuena Nació en la ciudad de los Angeles, en cuyo liceo hizo los primeros estudios, trasladándose después de algunos años a la ciudad de Concepción. En esta ciudad, un grupo de jóvenes su– reños Jo designó presidente de una academia literaria que ellos mismos formaran. El año 1894 fué designado administrador del gran diario de la metrópoli del Bío-Bío, "El Sur", y en 1895 pasó a hacer– se cargo de la Biblioteca de dicha ciudad, que ocupaba una de las aulas del liceo. Su primer trabajo füerario se titulaba: "Ciencias y Creen– c1as", y en él se manifestaba su espíritu combativo. Alternaba el trabajo con el estudio. Hacía clases de literatura, cosmogra– fía, contabilidad, historia natural y geometría en los colegios particulares, mientras estudiaba su carrera de abogacía. En 1896 recibió su título de abogado. En 1899, profesor de Economía Política del curso de Leyes del Liceo de Concep, ción; en 1897, profesor de la misma asignatura de la Escuela de Leyes y Ciencias Políticas de la Universidad antes citada, y en 1925, profesor extraordinario de Derecho Constitucional, cá– tedra para la que fué designado en calidad de interino en 1927. Colaboró en "El Sur", de Concepción; "El Diario Ilustra– do", "El Mercurio", de Santiago; "La Razón"; "El Mercurio", de Valparaíso. Publicaron trabajos suyos las revistas: "De la FacuJtad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas de la Universidad de Rosario", Argentina, en 1926, y '1a "Revista Fo– rense Chilena", en 1897. Su labor abarcó también el aspectos de conferencista. En 1 908 dictó tres charlas en la Universidad de Chile, sóbre Mo– neda y Bancos. A petición de la Asociación de Educación Na– cional quiso dar, en 1916, una serie de conferencias sobre el gobierno, y en particular sobre el sistema parlamentario y el presidencial. Invitado por la Universidad de Chile dictó en 1923 algunas charlas sobre el gobierno presidencial y el par– lamentario, pero la prensa, influenciada por los prejuicios exis– tentes y dominada por los intereses de la clase acaudalada, se negó a dar a sus lectores resumen o extracto alguno. En el conjunto de sus obras vemos bien definidas dos lí– neas de su pensamiento: Su amor por la Patria y su fervor por la Ciencia, en cualesquiera de sus múltiples aspectos; de econom¡ista, publici!:'ta, conferenciante, jurisconsulto, filósofo o polemista. ) 123 (

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