Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

76 JACQUES MARITAIN ritu, cautivando a la razón con cosenos e ideaa claras. Cabeza soberbiamente pesada y violenta, frente deprimida, mirada prudente, obstinada, quimérica, boca de orgullo y de tierra; extraña vida secreta y cautelosa, pero, sin embargo, fuerte y grande, gracias a un solo designio per- seguido sin descanso, de un extremo al otro, gracias a una comprensión singularmente lúci- da y precoz de la primera condición de la vida intelectual entre los hombres; que es la de huir- les; obscuro despertar breve como un batir de alas, del sueño en la estufa alemana, y del lla- mado a filosofar hasta la muerte, para conse- guir la renovación de la humanidad: poco noa serviría estudiar la carrera y la fisonomía moral de Descartes. Es su sistema el que nos interesa; s~ destino está ligado a él. No emprenderé aquí el examen analítico de este sistema, trataré de desprender de él las di- recciones espirituales. Me dirijo a lectores fa. miliarizados con Descartes, seguro de que reco- nocerán de paso los puntos de doctrina a loa cuales haga alusión. Dejando, pues, a un lado la mezcla huma- na que e n todo filósofo, y especialmente tal vez en él, se entrelaza con lo absoluto de las ideas, y atenúa su pura violencia, quisiera presentar una imagen despojada,• más directa que la ex- presión original miiJma, no tanto de la obra fi- losófica como del "espíritu" de Descarte, .

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