Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

24 JACQUES MARITAIN sus angustias interiores que no hicieron sino aumentar hasta el fin, está desde ese momento por sobre todo. Toda regla "exterior", toda "heteronomía", como dirá Kant, llega a ser des- de entonces una ofensa insoportable a su "liber- tad cristiana... "No admito, escribe, en junio de 1522, que mi doctrina pueda ser juzgada por nadie, ni aun por los ángeles. El que no recibe mi doctrina no puede lograr la salvación (a)". -"El yo de Lu- tero, escribía Moshler, era según su opinión el centro alrededor del cual debía gravitar toda la humanidad; se hizo el hombre universal. en quien todos debían encontrar su modelo. Ha- blemos sin rodeos, se colocó en el lugar de Je- sucristo." 7.-Ya lo hemos hecho notar, la doctrina de Lutero no es en sí misma sino una univer- ealización de su yo, una proyección de su yo en el mundo de las verdades eternas. En este punto de vista, lo que distingue al padre del protestan- tismo de los otros grandes heresiarcas, es que estos últimos partían ante todo de un error doi- mático, un punto de vista doctrinal falso; cuR- lesquiera que sean los orígenes psicoló~icos, ]a causa de sus herejfas es una desviación de la in- teligencia, y sus aventuras personales no tienen importancia sino en la medida en que han con- (a) W•lm. X. P. 11. 107, R-tl.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=