Tres reformadores: Lutero - Descartes - Rousseau

12 JACQUES MARITAIN da de la perfección a que se había consagrado . Por el contrario, nada es más instructiv, , que tratar de representarnos lo que fué este joven religioso . Hago notar dos cosas en la vida in- terior del hermano Martín, según sus propios testimonios, y según los estudios de Denifle y de Grisar. Parece haber buscado ante todo, en la vidd espiri_tual, lo que loa autores llaman los consue- los sensibles, y haberse apegado locamente a es- te gusto experimental de la piedad, a esas segu- ridades sentidas que Dios envía a las almas pa- ra atraerlas a él, pero de las cuales las priva cuando quiere, y que sólo son medios . En cam- bio, para Lutero, toda la cuestión estaba en Aen· tirAe en estado de gra cia, ¡ cómo si la gracia fue- se en sí misma objeto de sensación! La tesis de los teólogos, que en el momento en que el pe- cado se borra la gracia penetra en el alma, é. no lo ''.llevaba a desesperar casi de Dios, de todo lo que Dios es, de todo lo que posee", porque no experimentaba en él esta perfecta pureza de la gracia) Una vehemente nostalgia mística, en un alma agitada y carnal, que torcía todas las lec- ciones de los espirituales, giraba así hacia una apetencia brutal de saborear su propia santidad, Lutero gustó los frutos ocultos de la gracia de Cristo, entró en el jardín espiritual de la Iglesia, aun me atrevo a creer que llegó muy lejos; pe - ro deade el origen su vida interior se deecenlTa- ba; el sujeto humnno, e n e l orden mr.i, elevadQ

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=