Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

67 ―Penetrados al fin estos generosos amigos de la justicia de nuestra causa, y cediendo a vuestras instancias, nos prestan sus socorros y ayuda para que establezcamos sobre bases sólidas y sabiamente balanceadas un gobierno justo e independiente. ―Llegó el tiempo de echar a los bárbaros que nos oprimen y de romper el cetro de un gobierno ultramarino. Acordaos de que sois los descendientes de aquellos ilustres indios, que no queriendo sobrevivir a la esclavitud de su patria, prefirieron una muerte gloriosa a una vida deshonrosa. Estos ilustres guerreros, presintiendo la desgracia de su posteridad, quisieron más bien morir bajo los muros de México, de Cuzco o de Bogotá, que arrastrar las cadenas de la opresión, muriendo víctimas de la libertad pública. ―Vosotros vais a establecer sobre la ruina de un gobierno opresor la independencia de vuestra patria. Mas, en una empresa de tanta importancia, en una empresa que va a cambiar el estado de vuestra situación, es de vuestra obligación hacer conocer al universo entero los motivos que os determinan, y probar de una manera irrefragable, que no el odio o la ingratitud, sino la voz de la justicia y el sentimiento de vuestra propia conservación que os impelen a este esfuerzo memorable […]. Después de refutar amplia y documentadamente la validez de la ―donación papal‖ como título del presunto dominio de la Corona Española sobre América, Miranda pasa a considerar la invalidez del llamado ―derecho de conquista‖: ―[…]Pero suponiendo que la Corte de Madrid quisiese alegar el derecho de conquista, vamos a demostrar que aun en esta hipótesis, este derecho es de ningún valor. Según el Derecho de Gentes, una nación puede muy bien ocupar un país desierto e inhabitado; mas esta mismo Derecho de de Gentes no reconoce la propiedad y la soberanía de una nación, sino sobre los países vacíos que ha ocupado realmente y de hecho, en los que haya formado un establecimiento, o de donde perciba alguna utilidad actual […}. Mas, siendo incontestable que las Islas y el Continente Americano, en lugar de estar desiertos, estaban por el contrario muy poblado, los españoles no pudieron tomar posesión de él legítimamente‖.

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