Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

55 de América, ese caraqueño, en quien ardía la llama de la libertad y bullía el fervor por mayores y mejores conocimientos para llegar a ser capaz de liberar a su patria, se embelesaba no sólo ante el clima libre de ese lugar (por contraste con el absolutismo general en la época), no sólo ante la poesía de la campiña, sino también ante el cuadro de los hombres extrayendo los frutos de la tierra. ―Aquí resolví pasar la noche, pues el cuadro interesante de la vida campestre que todo el mundo ejerce allí me convidaba para ello. Efectivamente, los que batían los granos, los que conducían las hierbas, los que traían los rebaños, etc., me representaron aquella tarde el espectáculo más rural que he visto en mi vida. Y todo delante de mi ventana, en donde, con mi Virgilio en la mano, lo gozaba todo‖ 73 . El 8 de agosto, pasado el mediodía, Miranda llega al lugar de Appenzell, donde descansa brevemente, siempre leyendo al poeta latino: ―En fin, a las dos llegué al burgo de Appenzell – tres leguas adelante -, situado en un valle al pie de unos altos montes, en cuyas cimas está la nieve, y el riachuelo Sitter (o Guitare) pasa por medio. Me apeé en la posada de Los Tres Reyes, pequeña casa, y la posadera me dio la mano, diciéndome: ‗Seas bienvenido, amigo‘. Tuve mi comida [...] y me puse a reposar, leyendo las Geórgicas de Virgilio hasta las cuatro que marché‖ 74 . Cuatro días después, el 12 de agosto en Trogen, el viajero continúa la lectura del poema virgiliano de la tierra, cuyo elogio hace allí, justamente en medio de los hermosos campos cultivados que se suceden: ―Yo me he entretenido en leer las Geórgicas de Virgilio, con sumo gusto y admiración por el buen juicio y la sabiduría que en ellas reina‖ 75 . El viajero no sólo mira desde el camino o desde una ventana a los labradores, sino que en más de una ocasión trata con ellos. Muchos de los aldeanos con quienes conversa son campesinos, que lo atienden y lo acogen con la cordialidad de la gente de pueblo. La sencillez y amabilidad de esos hombres tienen su recuerdo en el Diario , como por ejemplo en Rheineck, capital del condado de Reinthal, el 14 de agosto, donde sube a ver la iglesia de Walzenhausen, para obtener desde allí una visión panorámica de los alrededores. 73 Ibíd., loc. cit. 74 Ibídem, o. 397. 75 Ibídem, p. 403.

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