Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

107 Pero no por eso iba a dejar de frecuentar la casa y la sala donde los libros latinos y griegos se le ofrecían más "familiarmente", si así pudiéramos decir. Será, precisamente, el sabio venezolano, a la sazón Secretario de la Legación de Colombia en Londres, quien tendrá a su cargo, en 1828, la autenticación de la lista de libros clásicos del Precursor, que el Ministro de Colombia, José Fernández Madrid, envía a su gobierno el 5 de julio de ese año, comunicando que tales volúmenes quedan en casa de la señora Miranda hasta que la Universidad de Caracas disponga de ellos. A pocos días de la subasta de la biblioteca, se trataba así de cumplir el legado hecho por Miranda en 1805, antes de partir a la expedición del "Leandro", y ratificado en 1810, antes de dejar Londres para siempre. Esta lista que, como veremos en su oportunidad, no corresponde a todos los libros griegos del Precursor, fue descubierta por Pedro Grases en el Archivo de José Manuel Restrepo, en Bogotá, y permitió reconstruir en gran parte la colección mirandina griega de Caracas, que hoy custodia la Biblioteca Nacional 164 . La firma de Andrés Bello al pie de aquella lista constituye todo un símbolo. El legado humanista del Precursor pasa a nosotros a través del que será el gran humanista del Continente Colombiano. Es la enseñanza del amor a las fuentes clásicas griegas, atestiguada por quien mejor la recibirá, la asimilará y la hará fructificar, para entregarla a toda América, a todos no- sotros. Esa firma -en palabras de Pedro Grases, "el gesto más delicado en toda la historia del humanista venezolano, unía muy significativamente el recuerdo del Precursor Francisco de Miranda, ya fallecido, con la acción de Bello, en plena ascensión hacia la obra gloriosa de su vida" 165 . Con toda razón, el erudito español inscribe el nombre y la obra de Miranda al comienzo del volumen de sus trabajos dedicados a la Tradición humanística: "Abre el tomo la personalidad de Francisco de Miranda, el Precursor de la Independencia y el personaje más universal que había dado la América hispana durante los cuatro siglos de dominación colonial. Político, letrado, guerrero y conspirador, viajero y apóstol de un ideal, encaja en la ilustración europea, pero por su visión y misión americanas se transforma en la más completa y atractiva figura del tránsito del siglo XVIII al XIX. ¿Quién podría poner en duda ni objetar que Miranda es un perfecto espécimen del nuevo humanismo? Paseó su señorío espiritual por todo el 164 P. Grases, «Advertencia bibliográfica» a Los libros de Miranda , p. XXI. 165 P. Grases, Obras Completas , vol. V, p. 22.

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