Ser-humano (cartografía antropológica)

— 52 — 1. Las enseñanzas del homo sacer Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi gente. Cada aguja brillante de pino, cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es santo en la memoria y vivencias de mi gente. Carta del Indio Seattle al Presidente de Estados Unidos El homo sacer desde la perspectiva de Eliade E scogemos esta denominación para referirnos al tipo humano que Mircea Eliade describe como “hombre arcaico”. De hecho, ocasionalmente él mismo denomina también “ homo sacer ” al hombre arcaico 20 . Este último se llama así porque su modo de ser está determinado por arquetipos que expresan relatos –mitos y leyendas– en los que está cifrado un sentido relativo a su mundo: su en - torno, los caminos que recorre, los astros, flora y fauna, los utensilios que ocupa para la agricultura, sus armas, y los más diversos actos que realiza, como la pes - ca, la caza, la siembra, la cosecha, la celebración del nacimiento, del matrimonio, de la muerte. Hay relatos y leyendas en los que el hombre arcaico cree, que le dan sentido incluso a sus sueños, sus estados anímicos, sus sentimientos. Y los arquetipos, así considerados, son ante todo sagrados, es decir, objetos, sucesos, fenómenos, actos son sagrados en la medida que remiten a estos arquetipos. En razón de ello, Eliade plantea de entrada en El mito del eterno retorno de modo audaz que Platón sería el filósofo del hombre arcaico. Visto desde esta perspectiva, se podría decir que Eliade nos presenta a un Platón que mira hacia atrás en la flecha del tiempo. Con todo, cabe aducir que los arquetipos platóni - cos –las ideas– son de una índole opuesta a los arquetipos del hombre arcaico: los primeros son racionales, precisamente porque suponen que se ha transitado del mito al logos , mientras que los segundos –los arquetipos del hombre arcai - co– se apoyan en creencias. Mas, por otra parte, corresponde destacar que Platón mira hacia delante e in - cluso marca el rumbo futuro de la filosofía. Si no fuera así, no se entendería que Heidegger sostiene que “La filosofía es platonismo de punta a cabo”. En otras palabras, todo discurso filosófico queda inexorablemente remitido a ideas, a lo que en cada caso se considera lo esencial. Es más, esto atañe no únicamente a la filosofía, sino a la misma ciencia. El físico, autor del “principio de incertidum - bre” y que ha provocado una de las mayores revoluciones en la ciencia –Werner 20 M. Eliade, El mito del eterno retorno , trad. de Ricardo Anaya, Madrid: Alianza, 1993, p. 15. En adelante ‘Mer’. / Homo sacer es a su vez una obra del filósofo Giorgio Agamben, mas lo que él tiene en cuenta allí se refiere principalmente en su origen a una concepción del ser humano con fundamento jurídico-político en el derecho romano y la biopolítica asociada con él. Cfr. Agamben, Homo sacer , trad. del it. al. de Hubert Thüring, Frankfurt a/M: Suhrkamp, 2002, p. 18 ss.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=