Ser-humano (cartografía antropológica)

— 28 — que sucede que lo preguntado es cerrado, ya no es más propiamente visto. Toda respuesta es, desde esta perspectiva, un arma de doble filo. La pregunta por el hombre como su afín pregunta por el sentido quedan atrapadas en cada res - puesta, y entonces esto no permite que ni una ni otra afloren propiamente. Las respuestas mantienen a estas preguntas en un estado latente como la bella dur - miente. Pero, distinta es la situación cuando, por decirlo así, el hombre comienza a ex - perimentar una “soledad metafísica” cada vez mayor, al no tener propiamente un centro fuera de él que le sirva como parámetro, como fue antes el cosmos o Dios. Al estar ante todo centrado en sí mismo, se ve cada vez más en la necesi - dad de la pregunta por el sentido. Y, habrá que esperar todavía un par de siglos para que el hombre se singularice, asumiéndose luego como posibilidad y pro - yección para que entonces estén todas las condiciones para que madure y aflore la pregunta por el sentido, irradiando incluso más allá de la filosofía al impregnar la cultura en su conjunto. Hasta el ser humano como proyección lo que priman son las respuestas, y es recién desde ahí en adelante que la pregunta por el sen - tido aflora con fuerza, dando lugar a la vez al desarrollo de teorías del sentido.

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