Ser-humano (cartografía antropológica)

— 175 — vez a lo que podemos describir como “fuentes persistentes de sentido”; por lo general las “fuentes ocasionales de sentido” quedan remitidas a las primeras. Mas, las fuentes persistentes de sentido, por muy justificadas y necesarias que sean respecto de nuestra orientación existencial, a la vez se afirman en el tiem - po lineal, en la división entre pasado, presente y futuro de la flecha del tiempo. Es más, en esas fuentes persistentes estamos tan obsesionados por las metas a cumplir que tendemos a aceptar únicamente fuentes ocasionales de sentido que las mantengan o refuercen, evitando toda fuente ocasional que pudiera apartar - nos de su camino. Todo ello se traduce en definitiva en un penoso permanente sacrificio del instante, en un no ser jamás propiamente en el ahora. Y si se trata de ser plenamente en el ahora, de perpetuarlo, de hacer del ahora un momentum , ello no significa, desde nuestra perspectiva, que deje de haber metas y objetivos por los cuales jugárselas, sino que el desafío es siempre ser plenamente en el ahora, en el camino, yendo paso a paso al objetivo. A su vez, ello está ligado a un componente que en particular es esencial al juego: el placer de jugar, lo que Roger Caillois ha descrito como paidiá , término griego, muy cercano a paidos , y que significa ‘alegría’, que puede ascender a algarabía y éxtasis. Justamente lo que caracteriza al niño es el entregarse placentera y espontáneamente al juego. De este modo, jugando, estando el niño plenamente inmerso en el juego, es entonces en el ahora que a la vez se perpetúa. Por su parte, Fink piensa el tiempo propio del juego no sólo como un “alegre presente que permanece en sí mismo” (Ffeh, p. 159), como “oasis de la felicidad”, sino como “tiempo libre” (Ffeh, p. 174). Es así como perpetuando el ahora, experimentamos no sólo placer en bajar la escalera, sino también en subirla, y en cada paso que damos. El placer no está únicamente al final, en el objetivo, en el lugar hacia donde nos dirigimos, sino también en el camino hacia allá. Sin embargo, en lo relativo a la inmersión o inserción en el ahora, no se trata de plantear una filosofía del ahora , como por ejemplo lo hace en la actualidad quien es conocido como el maestro espiritual Eckhart Tolle en El poder del aho - ra . Hay en ello una posición extrema que descuida el hecho de que, por mucho que el tiempo sea una ilusión, justamente lo que distingue al ser humano es tradición y proyección, y que el presente esté siempre siendo el resultado del encuentro entre ambos, entre pasado y futuro. Debido a ello, igual corresponde justipreciar la capacidad de recogerse desde el pasado y proyectarse al futuro como una capacidad y virtud humana, y por lo que conocemos hasta aquí, exclu - sivamente humana que distingue al ser humano como tal. Es cierto que siempre somos en el ahora. Ahora estoy escribiendo estas letras, pero también ahora fue mi primer día de clases en el colegio y ahora se publica este mismo libro, aunque lo primero haya sido hace muchos años, y lo último

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