Ser-humano (cartografía antropológica)

— 171 — Mas, por otra parte, todos estas manifestaciones particulares del objeto extáti - co, si acaso se hicieran completamente efectivas, el desastre equivaldría a una suerte de cataclismo apocalíptico, y es por ello que Baudrillard a su vez piensa nuestra era como “Era Orbital” en la que sucede que las todas las manifestacio - nes del objeto extático, por decirlo así, quedan en órbita, circundan el planeta como posibilidades virtuales: así las armas atómicas, la anti-psiquiatría, la an - ti-pedagogía, la trans-política 109 . De todos modos, para el pensador francés lo que conocemos como historia y, según veíamos, realidad, ya ha quedado atrás, desapareció en la noche de los tiempos, en un punto, un momento relativamente indefinido del pasado que él llama “punto Canetti”, tomando en cuenta que el escritor Elías Canetti ha conce - bido una idea similar 110 . Baudrillard nos hace ver que cuanto más poder ha tenido el hombre con la pro - ducción, que es producción no sólo de materiales, herramientas, sino también de finalidades y valores, en definitiva, de sentido, tanto más acechado está por la seducción, por el desvío de lo que con la producción persigue. En rigor lo que triunfa es la seducción y ello se refleja particularmente en la realidad que ya no cae bajo el dominio humano, porque lo sobrepasa la hiperrealidad. Uno de los ejemplos más impactantes de ello desde hace algunos años es todo lo que trae consigo el terrorismo. 4 Ya con el ser humano como posibilidad y proyección, sea concebido éste desde Jaspers o Heidegger, asistimos a una decidida de-sustancialización, de-subjetiva - ción o desfondamiento del ser humano: somos posibilidad, no hay propiamente, por lo tanto, una sustancia o naturaleza humana. Pues bien, con el ser humano frágil esta desustancialización continúa y adopta renovados perfiles: con Ricoeur ella está referida a la afirmación de lo tímico, la mediación, y al mismo tiempo la distancia respecto de toda idea de una supuesta fortaleza humana; con Lyo - tard se trata de la caída de un meta-relato unificador; con Baudrillard el sujeto particular, caracterizado por la producción, y junto con ello por la posibilidad de control y dominio de la realidad, se ve permanentemente sobrepasado por ésta, generándose de este modo la hiperrealidad. Probablemente la alternativa aquí no es la de enfrentar esta hiperrealidad con más y más producción (esto es pre - cisamente lo que está condenado al fracaso) sino asumir nuestra consustancial fragilidad y que se constata justamente en el hecho de que nuestras produccio - nes de sentido, suelen estar afectas al desvío de la seducción. 109 Cfr. Baudrillard, La transparencia del mal , trad. de Joaquí Jordá, Barcelona: Anagrama, 1995, p. 36 ss. 110 Cfr. Baudrillard, Las estrategias fatales , trad. de Joaquín Jodrá, Barcelona: Anagrama, 1991, p. 12.

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