Ser-humano (cartografía antropológica)

— 157 — 2 Con Heidegger se entiende el ser humano también como ‘ Dasein ’, sólo que aquí esta palabra tiene un alcance completamente distinto: es cierto que también sig - nifica ‘ser ahí’ y así ha sido traducida 103 . Mas, este “ahí”, a diferencia de Jaspers, no alude a lo meramente dado, a lo que es “ahí no más”, sino que es nada más ni nada menos que el “ahí del ser”, vale decir, el ámbito, la estancia ( Stätte ) de apertura, en que se puede revelar u ocultar el ser y lo que es (los entes). Siguien - do con la comparación con Jaspers, podemos decir que el Dasein heideggeriano ya es la Existenz , y ello en la medida en que Heidegger reconoce en el Dasein a la vez un desafío; no hay aquí dicotomía entre uno y otro (cfr. SuZ, p. 309). Cabe agregar que ambos términos significan ‘existencia’ en alemán, sólo que ‘ Dasein ’ puede tener un alcance más amplio (como en Jaspers) y referirse a cualquier ente que es; ‘ Existenz ’, en cambio, se circunscribe (por lo general) a la existencia humana. Heidegger sostiene en el Parágrafo 9 de Ser y tiempo que “La ‘esencia’ del Dasein radica en su existencia”. Esta sentencia es particularmente reveladora respecto de la concepción antropológica del ser humano como posibilidad y proyección. Ante todo ella quiere decir, así como veíamos con Jaspers, que el ser del hombre no está dado, que no hay sustancia ni naturaleza humana, y que, por lo mismo, nuestro ser, nuestra “esencia”, tiene recién que hacerse, proyectarse; nuestra esencia, nuestra definición se da con el existir. Pero, con Heidegger, a la vez que somos proyección, somos también “yección” ( Geworfenheit ), a saber, estamos lanzados o arrojados en nuestro ser y en el ser de la plenitud, en el mundo. Pero, así como somos apertura ( Erschlossenheit ), por de pronto porque somos el “ahí” en que se revela u oculta el ser, y somos también yección como a su vez proyección, estamos además igualmente determinados por la temporalidad, la espacialidad, la historicidad. Pues bien, todas estas determinaciones ontológi - cas corresponden a lo que Heidegger llama ‘existenciales’, y están concebidas en un nivel de igual originariedad ( Gleichursprünglichkeit ); los existenciales son pues co-originarios. A propósito de esto, ya hicimos mención que de aquí hemos tomado el parámetro de la co- originariedad entre las concepciones antropo - lógicas. Tanto en Heidegger como en nuestras concepciones antropológicas se trata de una suerte de juego de espejos. De un lado, el hombre que se mira en los espejos de la apertura, resolución, historicidad, yección, proyección. Del otro lado, el hombre históricamente se mira y se refleja (y desde la atalaya que nos brinda nuestra época, con su correspondiente “altura del tiempo”) como homo sacer , ser humano finito, ser humano singular, homo viator , ser humano como 103 Cfr. M. Heidegger, Ser y tiempo, trad. de José Gaos, México: FCE, 1962. Gaos traduce de esta forma y no así Jorge E. Rivera que opta por no traducir el término, convirtiendo con ello al término en un germanismo: Heidegger, Ser y tiempo, trad. de Jorge E. Rivera, Santiago: Universitaria, 1997. Ed. al.: Sein und Zeit , Tübingen: Niemeyer, 1977. En adelante: SuZ.

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