Ser-humano (cartografía antropológica)

— 130 — 8. Ser humano volitivo Cuando me encuentro con una criatura, encuentro voluntad de poder Nietzsche 1 ¿Q ué significa que provenimos del ser? Significa ante todo que nuestro ser, el ser de cual, es parte y proviene del ser de la plenitud. Ante todo, la concepción antropológica del sujeto universal nos hace tomar conciencia de esto, mas con el controvertido supuesto que viene del ser humano como centro, de que el hombre está en la cúspide del despliegue de ese sujeto. En este sentido, respecto de aquella proveniencia del ser probablemente la con - cepción antropológica del ser humano finito suministra una idea más fructífera, y ésta se refiere a que esta concepción nos lleva a reconocer nuestro carácter parcial y fragmentario. Somos nada más que partes del ser, del universo, del cosmos y lo somos no menos, pero tampoco más, que la hoja del árbol o la gota del océano. Esta remisión al hombre finito nos muestra que tomamos de él lo que nos parece sustantivo y revelador en relación al ser- humano, prescindiendo a la vez de asumir el controvertido compromiso ontológico de la circunscripción a la experiencia, con el que esta concepción antropológica hace su aparición histórica. A su vez, en esa fragmentariedad nuestra, que conlleva el ser humano finito, ya se anuncia la última de las concepciones antropológicas que hemos propuesto: la del ser humano frágil; en la fisura que le es intrínseca a este último está tam - bién el reconocimiento de su esencial finitud. Pues bien, el ensamblaje aludido nos hace ver una vez más la fuerza que tiene el parámetro de amalgama y siner - gia en las concepciones antropológicas. Pero no basta suponer simplemente nuestro ser partes, nuestra parcialidad, nuestra fragmentariedad. Esto es lo que nos muestra el sujeto universal, que ahora, a propósito del ser humano volitivo, está representado por la voluntad universal de Schopenhauer: cuando queremos algo, ello es manifestación de nuestra voluntad de vivir particular, la que a su vez se explica a partir de cómo la voluntad universal se individúa en cada cual. Si con el sujeto universal decíamos que no somos nosotros los que pensamos, sino que aquél sujeto, razón o espí - ritu universal piensa a través nuestro, ahora con Schopenhauer podemos decir que si queremos algo, ese querer es nada más que manifestación de la voluntad universal que determina el ser de cada cosa. Lo que hay en el origen del ser, tan -

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