Memoria histórica sobre la revolución de Chile : desde el cautiverio de Fernando VII, hasta 1814

DE U HVOLUCION DE CHILE, 43 ton varios recursos ofreciéndose garantes de la justicia que S6 lnte11tar, con los reos, saliendo fiadores y responsables de la quietud del ReinQ, .,- por último pidiendo quese les diese defensa, y se les juzgase y apu;. ·case las correspQndientes dentro del Reino, para evitar la dirnlgacion e infamia que podia resultár a tan ilustres familias, tódo lo cual deseaba evitar el Cabildo a nombre de la Ciu!:lad, ofreciendo en rehenes de segu-. ridad todas sus facultades. No teniendo el Sr. Co.arasco suficiente valor y constancia para resistir a las repetidas súplicas del Cabildo y de los principales vecinos, en qutl -veia declarada la voluntad de todo et pueblo, y perseverando interior'."' mente en el ánlmo de castigarlos, resolvió del j>rocedimieuto que hemos indicado, temiendo que si se 1mblicaban sus intentos, serian impedido• por la fuerza; pero no renexionaba que se exponía. a peores resultas, ejecutando ocultamente su determinacion, como era consiguiente y. na -: tural. A estos se agregan las promesas y esperanzas que a los suplican­ tes e intere'sados babia ofrecido el Jefe, diciéndoles , que no tuviesencui­ dado, que dentro de pocos días serian restituidos a sus casas libres los reos, y ratificándolo bajo su palabra los llegó a persuadir y engañar con estas falsedades. El dia 10 de juho de 1810 estando pronta a dar­ se a la vela para Lima la c�rbeta comerciante Miamina presentó et oficial comisionado para el embarque de los reos las órdenes reservadas que traia del Gobierno al Gobernador del puerto de Valparaiso, pldiendo que en ,ista de ellas se le entregasen dichos sujetos para cond. ucirlos a bordo, y rt>comendarlos al capitan del buque, cumpliendo con las ins­ trucciones y mandatos qtie traía. Ocurrió el embarazo de hatlarsl! en­ fermo el Dr. Vera, uno de 101 tres sindicados, y comprobada su enfer­ medad con certificacion de médico, se procedió al embarque de los dos restantes, D. Juan Antonio Ovalte y D. José Antonio Rojas, los cuales ínterin se disponía su equipaje, escribieron y despacharon cada uno por su parte un propio a esta ciudad, participando brevemente su viaje y ex­ patriacion. A las seis de lamañana del dia siguiente, llegaron los dos pro­ pios a esta Capital, y extendiéndose rápidamente la noticia de un pro­ cedimiento tan inesperado como sensible, sorprendidos y resentidos los. ánimos, empiezan a reunirse en varios puntos y corrillos en que se ven­ tila y trata de tomar pronta satisfaccion de los engaños y ultrajes que el Jefe acababa de inferir a toda la ciudad. Con este ánimo y acaloramien_; to, piden a los individuos del ayuntamiento que se junte el Cabildo en su sala Capitular, y organizado este cuerpo a las nueve de la mañana, s0 presentaron en él mas de 300 v�9nos de lo principál de la ciudad, su­ plicando se tes conceda un Ca�do abierto. Concedido éste comenzaro� a proponer los sentimiento.§--f quejas que todo el vecindario manifesta­ ba por el extraño y falaz proceder del Jefe; y que para poner remedio a tales atropellamientos, al mismo tiempo que para cerciorarse de los mo­ tivos o cansas que pudo tener, era necesario dirijirle una dipntacion en nombre del Cabildo y del pueblo reunido, para que se personase en la sala Capitular en donde inmediatamente todos lo esperaban. En efecto fueron diputados el alcalde de primer ,-oto D. Agustin Eizaguirre y el J>rf:l�urador de Ciudad D. José Gregorio Argomedo, quienes despucs d� •

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