Memoria histórica sobre la revolución de Chile : desde el cautiverio de Fernando VII, hasta 1814

DE LA nit,·ou;cmi. DE CHILE. 23 r,on la íntima amistad que afectaba el ambicioso tirano Na11oleon y con · l'l nuern enlace que se nos an1111ciaha era t'l ohjeto de su venida a Es- 1mi1a. Por este tiem1Jo ya estahan tiradas algunas líneas en esta Ca,1,i­ tal, dirijidas al p<'simo plan de sacudir el yugo de la dehida suhordina­ don , y \"iendo los cabilosos partidarios que la clevacion al trono de Fernando VII ¡,odia desbaratar sus meditados planes: procuraban le­ Yantar y publicar dudas solire la licitud y legalidad de la renuncia de Cárlos IV, diciendo que esta había si<lo sin la suficiente lihertad y es­ pontaneidad; tlero informado el Gobierno de tan verjudiciales ideas, :icelerí, la proclamar.ion y .iura del nncvo soberano que tuvo efecto a úl­ timos <le agosto ele 1808. Fué estraordinario el júhilo y ale:;ria de to­ cios los leales y verdaderos vasallos de este reino , que todavía no esta­ han contaminados con las sediciosas �ujestiones de algunos pocos que residian en esta Capital, y que con este nuevo acci<lente quedaron como sohreco,iidos ocultando y reconcentrando su veneno para es11arcirlo a mejor tiempo y oct1sion. No tardó e,te en ofrecerse, pues sin 11asar mn<:ho tiempo se nos comunicó y declaró toda la escandalosa escena de Ifa�·ona anunciando la: renuncia de la corona y prision o cautiverio de Fernando VII, la usnrpada y ,·iolenta intrusion de José Honaparte y to•das las intrigas· y maquinaciones que se .pusíeron en movimiento ¡lara tan inícnos fines. Concibieron mayor ánimo y mejores esperanzas. con -este nuevo motivo los facciosos , y con un tono d,•svergonzado y ame- 11azador nos dahan en cara a todas luces con la total pérdida de la España y la precisa y meditada independencia de la América como me­ dio lÍnico a su conservacion y defensa, a vista decían , de la perfidia y traicion con qne los principales mandones Cavarrus, Azansa, Ofarri, l\Jazarredo, etc. habían adherido al partido . frances y reconocido al intruso rei José. En verdad no podía ;•i finjirse mas lastimoso y deplo-· rabie el estado de ta Península; su ocupacion cuasi total por los france,ses se nos anunciaba con todQs sus pormenores como caso de hecho indubitable; su indefcnsion , desamparo y total trastorno ; al mismo tiempo que se nos pintaban tal vez con exajeracion maliciosa las in­ mensas fuerzas y 1ioder de los ejércitos franceses , apoderados ya y po­ sesionados de las principales fortalezas de Espaii.a y ann de ll\ misma 'Corte: todo conspiraba a infundirnos una total deses¡leracion. Mas ape,sar de lo dicho , siempre se abrigaban en nuestro leal corazon algunas esperanzas de consuelo fundadas en la proteccion del Todo-poderoso, ,que sabe y puede sacar bienes de los males y acostumbra conducir las cosas a sns fines por los medios que a la limitada y ciega intelijencia humana parecen los mas opuestos y desproporcionados. En efecto, no quedaron frustrados nuestros votos y deseos, pues a correo seguido se nos .comunicaron: la incontrastable fidelidad y amor a sus reyes de la nacion espaiiüla; la jeneral alarma de todas las provincias: la alian- 1.a con la I n�laterra; los trinnfos conseguidos por nuestros bisoños ejércitos en Bailen y en otros puntos: la instalacio11 y reconocimiento de un Gobierno Supremo con nombre de Junta Central; noticias qne fueron los primeros felices anuncios y consuelos qu� erijieron nnestro. abatido corazo\1. E1 olkio que a la letr.i. sigue declara con mas individua-

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