Derechos humanos y mujeres: teoría y práctica

En razón de lo anterior, Alviar considera que las feministas liberales ―que han podido influir en las modificaciones de políticas públicas dentro de los programas de reforma agraria― han privilegiado a la madre abnegada que puede hacerse cargo de horas interminables de trabajo y de cuidado. Las políticas que proponen estas tendencias se han concentrado en dar recursos, títulos de las tierras y acceso a la capacitación técnica para las mujeres con niños. En ese sentido, se las ve reforzando los patrones tradicionales de comportamiento y disciplinando a las mujeres que se desvían. Por otra parte, las posturas que propugnan por la aprobación de legislación orientada a redistribuir las responsabilidades al interior de la familia, de manera tal que hombres y mujeres sean igualmente responsables en el trabajo y en el hogar, han sido criticadas por subestimar el poder de la cultura, en tanto no toman en consideración en qué proporción la autodefinición de las mujeres se relaciona con la maternidad y el enorme poder que ejerce la Iglesia católica en la formación de esta definición femenina. Las feministas socialistas, por su parte, consideran que la emancipación de las mujeres se derivará solo del mejoramiento de sus condiciones materiales, como resultado del trabajo y la obtención de un salario. Critican la importancia que las feministas liberales otorgan a la libertad porque ella oculta los efectos negativos del capitalismo e ignora la forma en que la clase limita el rango de opciones disponibles para las mujeres. El argumento de estas feministas se resume en que el sistema capitalista crea una división entre las esferas productivas y reproductivas que hace que la mujer no sea capaz de entrar, en condiciones de igualdad, a la esfera productiva. Las tendencias marxistas, en una línea similar, tienden a asociar la opresión de la mujer con la institución de la propiedad privada y el capitalismo. Al mismo tiempo, la clase de la mujer limitará el grado en que ella puede elegir libremente si quiere ser madre o trabajadora, o ambas. Desde estas posturas se insiste en que la subordinación de género no obedece a factores culturales o religiosos vinculados a la construcción de la maternidad o de la mujer decente ideal, sino que resulta de la clase y de las condiciones materiales. Por consiguiente, la única manera de lograr la emancipación de las mujeres será mejorando su acceso al trabajo y al salario, socializando el trabajo reproductivo. Asimismo, las feministas marxistas tienden a criticar la postura liberal que propugna la igualdad de oportunidades de las mujeres frente al desarrollo, por considerar que aquella no ataca las causas de la exclusión, subordinación e invisibilidad de las mujeres. Además, la consolidación de un sistema capitalista, moderno e industrial beneficia o afecta a las mujeres en forma diferente según la clase a la que pertenecen. Desde una perspectiva de género y de clase, la modernización puede generar mayor dependencia y subordinación de las mujeres, en tanto es un proceso que responde a las necesidades de acumulación de capital, la propiedad privada de los recursos y el provecho de las utilidades que generan los medios de producción a título individual. Bajo esta perspectiva puede sostenerse que las mujeres sí han estado incluidas en los proceso de desarrollo, pero su trabajo no ha sido reconocido y se les ha negado persistentemente la posibilidad de acceder a los beneficios de ese desarrollo. Finalmente, las tendencias asociadas al feminismo económico ponen en evidencia que la disponibilidad de la fuerza de trabajo que se ocupa en los empleos remunerados solo es posible a causa de la existencia de una dotación de fuerza de trabajo doméstico que asume, gratuita e indivisiblemente, la responsabilidad del cuidado cotidiano de la fuerza de trabajo remunerado presente, pasada y futura. Es decir, el ingreso y permanencia en el empleo están garantizados gracias al trabajo no remunerado de las mujeres, que sostienen a los que desempeñan el trabajo productivo, además de los hijos o de sus ascendientes en condiciones de enfermedad o dependencia. Como se observa, los binomios “público/privado” y “productivo/reproductivo” son fundamentales en estas discusiones. La tensión entre el trabajo productivo y reproductivo se sitúa 253 Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica Au onomía Económica, Pobreza, Desarrollo: La No Discriminación y los Derechos Sociales de las Mujeres

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