Derechos humanos y mujeres: teoría y práctica

AUTONOMÍA ECONÓMICA, POBREZA, DESARROLLO: LA NO DISCRIMINACIÓN Y LOS DERECHOS SOCIALES DE LAS MUJERES Óscar Parra Vera * INTRODUCCIÓN Las deficiencias de las políticas sociales y el incumplimiento de las obligaciones estatales respecto de los derechos económicos y sociales tienen un impacto diferenciado y desproporcionado sobre las mujeres. En efecto, la falta de vivienda, atención en salud, alimentación y trabajo aumentan la vulnerabilidad de las mujeres y las exponen a la violencia, la explotación y el abuso. Las crisis financieras y los programas de ajuste estructural y austeridad que suelen acompañarlas, entre otras medidas similares, tienden a recargar e incrementar las múltiples responsabilidades de las mujeres, particularmente en los ámbitos no formales y privados. Por esta razón, es creciente el interés en impulsar una mayor visibilización del trabajo informal y no remunerado de las mujeres, así como su participación en las tareas agrícolas. Por otra parte, este impacto desproporcionado de la violación de derechos sociales se refleja claramente en la llamada “feminización de la pobreza”. La carencia de autonomía económica del gran número de mujeres que no cuentan con ingresos propios constituye un factor de riesgo para el surgimiento de la pobreza, la que a su vez impacta de manera específica y agravada a las mujeres. Asimismo, y en líneas similares a la llamada “feminización de la pobreza”, en las últimas décadas se ha incorporado a las mujeres en los debates sobre el desarrollo económico. El rol de la mujer en la satisfacción de necesidades básicas, el papel del género en la división del trabajo, la visibilización de las mujeres como las más pobres entre los pobres y su tradicional ausencia en los foros sobre población y desarrollo, manifiestan la importancia de asegurar la participación de las mujeres en estos debates, 1 en cuyo marco se ha desarrollado la búsqueda de igualdad legal, educación, oportunidades de trabajo, acceso al control de la natalidad y empoderamiento de las mujeres. Sin embargo, estos avances legales involucran nuevas paradojas y desafíos. El discurso por el empoderamiento en ocasiones se ha insertado en formas institucionales que facilitan la dominación y la subordinación de las mujeres. Las reformas legales usualmente definen y reproducen estereotipos y roles de género, así como nuevas formas de subordinación, cuando ocultan la magnitud y sofisticación de las modernas formas de discriminación. Lo mismo ocurre cuando las reformas parecen adecuadas a nivel normativo, pero su implementación acentúa nuevas barreras y discriminaciones. El cambio legal y, en general, los diversos avances en la participación y representación de las mujeres enfrentan serios límites cuando no logran un impacto significativo en las estructuras políticas desiguales más profundas de las sociedades ―como la estructura patriarcal―, ya sea a causa de impedimentos sociales y económicos, por las condiciones * Agradezco la asistencia investigativa de Ana Catalina Herrera Parra para la elaboración de este artículo. En algunos segmentos retomo y profundizo algunas ideas desarrolladas previamente en PARRA-VERA, VILLANUEVA HERMIDA y MARTIN (2008). Las opiniones del autor son de su exclusiva responsabilidad y no reflejan necesariamente el parecer de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ni de su Secretaría. 1 Para mayor desarrollo sobre estos puntos, ver ALVIAR (2008a). 251 Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica

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