Cientocincuenta años de política exterior chilena - page 211

Enrique Bernstein C.
/
CHILE
y
LA POLÍTICA DE DEFENSA CONTINENTAL...
la ausencia de IEstados Unidos de dicho Congreso. El Senado de
Washington estimaba que la doctrina Monroe debía mantenerse co–
mo una polí tica de los Estados Unidos, 'que sólo a ellos les corres–
pondía definir, interpretar y aplicar.
Aunq
ue
Chile no asistió al Congreso de Panamá y no suscribió,
por tanto,
el
Tratado de Unión, L'ga y ¡Confederación, de
1826,
los
principio", y nOTmas allí contenidos iban a tener, como lo veremos
luego, una influencia innegable sobre nuestra política exterior. Me
permitirán ustedes recordar que dicho tratado consignaíba
el
com–
promiso de defensa colectiva frente a todo ataque que ,pusiese en
peligro la independencia política de cua.I'quiera de las Partes Contra–
tantes. Consagraba también, en forma explícita, el derecho a la le–
gítima defensa individual "en caso de invasión repentina", derecho
que
más
tarde consagraría la Carta de la
ONU
como derecho inma–
nente de legítima defensa. Por último, contenía la mutua garantía
de la integridad de todo..<: los Estados firmantes del Tratado. Cuando
más adelante nos refiramos al Tratado de Asistencia Recíproca, ve–
remos hasta qué punto existe similitud entre dos textos suscritos con
una diferencia de
120
años. Recordaré también que en !Panamá se
firmó una Convención sobre contingentes terrestres y na;vales inte–
grados con un mando supremo internacional.
!Me
atrevería a decir
que el Tratado< de la
OTAN
se inspiró en los dos acuerdos suscritos
en Panamá.
IEl heaho de que no entraran en vigencia no les resta. su impor–
tancia histórica. Por lo demás, sus disposiciones se reproducían en
otro tratado, sólo !Veinte años más tarde.
A mediados de la década de
1840,
un peligro se cierne sobre la
América Hispana. Se produce un hecho corriente. El General Flores
qu,ien, aunque venezolano era ¡Presidente del Ecuador, es derrocado.
Huye a España y organiza allí un ejército de
3.000
hombres que, en
dos excelentes buques, se disponía a reconquistar por la fuerza el
poder. Los "hispanisuas" han tratado de disculpar al gobierno de Ma–
drid y a las Cortes. Pero la realidad fue
que
España facilitó una ope–
ración de esta emrergadura. ¿Había ánimo de recontquista? En aque–
llos años así se creyó. El país que más se conmovió ante estos intentos
colonialistas fue Ohile. No nos go,bernaba entonces ni Lastarria, ni
Matta, ni Santa María, ni Vicuña Mackenna. Era IPresidente el
¡Ge–
neral Bulnes, quien envió a los
gobiernQ~
del continente una ciroular
profundamente "americanista", alertándolos contra la política espa–
:ñJola. Fue por iniciatiVi<l! nuestra que se reunió el ¡Congreso de Lima
en 1847.
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