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FERNANDO MONCKEBERG
Sin embargo, también es cierto que en todos los países subdesarrollados (excep–
tuando los países productores de petróleo), no hay suficientes ingresos que
distribuir
22.
En el año 1982, en
EE.UU.,
el gasto promedio anual per cápita
destinado a adquirir alimentos fue aproximadamente de 1.790 dólares. Esta
cantidad es superior al ingreso "per cápita anual" de casi todos los países
subdesarrollados.
En
EE.UU.
se gasta en la actualidad el 16,8% de los ingresos en alimentación.
En Latinoamérica, en un esfuerzo por impedir el hambre, se ven obligados a
gastar, como promedio, el 64% del ingreso en comer; yen la India llega hasta el
84%. No debemos olvidar que más de la mitad de la población del mundo
subdesarrollado tiene ingresos per cápita anuales inferiores a 300 dólares. Se
estima que no más del 30% del ingreso se debe gastar en comer. Sólo cuando se
destina menos del 30% del ingreso en comer, es cuando se alcanza el punto en que
el hombre puede elegir alimentos. Ello es un indicador de que su ingreso es
adecuado. Si su ingreso es bajo, y por lo tanto tiene que invertir el 60% o más de
su ingreso para satisfacer el hambre, pierde la posibilidad de elegir sus alimentos,
y se tiene que adaptar a adquirir el máximo de volumen de ellos al mínimo de
costo, para así poder satisfacer el hambre. Con ello, necesariamente, la dieta
pierde calidad.
De este análisis resulta evidente que en los países subdesarrollados, no sólo
hay una mala distribución del ingreso, sino que además, no hay suficiente ingreso
que distribuir. Es decir, el problema no es sólo producir alimentos, sino que hay
que considerar el otro extremo del sistema: "quien tiene dinero para comprar
alimentos". Va a ser muy difícil derrotar la desnutrición, si no se produce un
significativo aumento del ingreso del grupo familiar. No se puede olvidar que la
desnutrición, no es la resultante de la escasez de la producción de alimentos, sino
de la pobreza. El desempleo, el subempleo y los bajos ingresos, son los causantes
en último término de la desnutrición. Si el ingreso aumenta, se desencadenan
inmediatamente una serie de hechos, que en definitiva terminan en aumento de la
producción de alimentos.
La
producción de alimentos, depende de la demanda, y
ésta, a su vez, depende de la capacidad de compra, la capacidad de compra
depende del ingreso, y el ingreso depende del desarrollo económico y social. Es
muy difícil imaginar el mecanismo al revés: que aumente la producción de
alimentos sin que aumente la demanda y sin que progrese el desarrollo económico
y social.
Finalmente cabe señalar que, aparte de la producción, disponibilidad y poder
adquisitivo de los alimentos, hay que considerar una serie de otros factores, tanto
o más importantes que éstos. Desde luego, la falta de saneamiento ambiental, las