Ciencia y tecnología en la cuenca del pacífico - page 262

interna de toda disciplina científica" del modo siguiente:
"El pensamiento tradicional. .. nos demuestra cómo la ciencia es un
conocimiento cierto de una cosa por sus causas. En una disciplina
científica no se trata, por consiguiente, de enfrentarnos con la
realidad extramental o existencial, en una pura y simple intelección,
sino en especular acerca de ella con el concurso del raciocinio deduc–
tivo, cuya modalidad más perfecta es el silogismo, analizado ya y
delineado imperecederamente en sus rasgos fundamentales por
Aristóteles. La ciencia, no es, pues, un acto de simple intelección,
sino de discurso o raciocinio, Y, además, de raciocinio no inductivo
porque la inducci6n no es propiamente cientl'fica sino precient ífica
sino, como lo acabamos de recordar, deductivo y silogístico".
Más adelante expresa que el objeto formal ( ¡clara reminiscencia escolástica! ) es el
que interesa a las ciencias; en consecuencia, prosigue el Padre Lira, es a este objeto
formal "el que importa someter a la influencia sobrenaturalizadora y
clarividenciadora del Catol icismo. Es decir, del conjunto de verdades sobrenaturales
que constituyen la realidad gnoseológica conocida con el nombre de
Revelación".21
Para el pensamiento católico -cuya influencia es aún poderosa en nuestra
cultura- la ciencia es aún pre-Galileana. No se trata de analizar el cómo pasan las
cosas, sino que, a la usanza de Arsit6teles y los sabios del Medioevo, la ciencia debe
"adentrarse en las causas últimas", para conocer la verdad en forma absoluta. Proba–
blemente los propósitos de la ciencia sean mucho más modestos, pero factibles al
fin (plausibles, si es que cabe el término), ya que no se trata aqu( de establecer un
conocimiento absoluto, sino relativ(stico, sujeto a la continua revisión y critica,
4,
LA UNIVERSIDAD HISPANICA Y "LA IMPERIOSA MEDIATICIDAD DE LA
NECESIDAD".
21
254
De los dos modelos de Universidad medieval, Bolonia y Par(s, España -a través de
Salamanca- adoptó el primero, el "profesionalizante", regido por los al umnos y no
por maestros, que no se ocupaba del saber en sI' mismo, sino de otorgar un
entrenamiento jun'dico (profesional, en general) a sus educandos. Los estatutos y
fueros de la Universidad de Salamanca (s.
X111)
establecen que el Rector serán un
alumno, y sus curricula tienen como propósito otorgar una educación formalista en
extremo, donde lo único que realmente vale y tiene sentido es la obtención del
diploma. Toda la literatura del Siglo de Oro y el Barroco español versa sobre el
tema, en especial la obra de Cervantes, Mateo Alemán y Quevedo.
Joseph Ben-David (1965) destaca la importancia de la emergencia del académico
medieval en la institucionalización de la ciencia moderna, ya que tal hecho significa
el reconocimiento al valer del conocimiento por sI' mismo, y no como algo
contingente, preparatorio al estudio del Derecho, la Medicina y la Teolog(a.
Southern (1955) nos habla del cambio que se produce en el panorama intelectual de
Europa, cuando los estudiantescomienzan a dejar el estudio de Derecho en 8010nia,
o de Medicina en Montpellier, para dirigirse a Par (s u Oxford a escuchar filosofl'a.
El académ ico as!' definido aparece muy tarde en España. Son los "letrados", o
funcionarios reales que entienden de Leyes quienes ocupan el primer puesto, con
los Teólogos, en la jerarqUl'a de prestigio. Solo con los Reyes Católicos, a partir de
Osvaldo Lira SS.CC. "El Catolicismo en la Universidad". Ibid.
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