Gorbachov: demoledor y constructor

Por otra parte, las denuncias contra Stalin y sus crímenes contra las nacionalidades contribuyeron a exacerbar los sentimientos nacionalistas. producien– do una verdadera explosión de sentimientos patrióticos que se expresó con singular fuerza en los países bálticos, donde se realizaron manifestaciones para honrar a las víctimas de las deportaciones estalinistas y reclamar más derechos. En Ucrania, en 1988. un escritor denunció a Stalin como un "mons– truo" por haber asesinado a la élite política e intelectual de esa república yprecipitado al hf:lmbre a su campesinado. Los tártaros pidieron volver a sus tierras de las cuales habían sido deportados y los musulmanes de Asia Central hicieron valer sus reclamaciones que, av'~ces, asumieron formas violentas, como sucedió en 1986 en Alma-Atá, la capital de Kazajstán. J, En 1988, surgieron los primeros choques entre armenios y azerbai– yanos sobre el control del disputado territorio de Nagorno Karabaj, que empezaron primero con demostraciones y protestas para prolongarse después en una virtual gU~fra que ha dejado ya más de cuatro mil muertos. En fin, en poco tiempo casi la totalidad de las más de 100 naciona– li<.lades que conforman la Unión Soviética, se convirtieron en actores políticos que recurrían a diferentes tácticas que abarcaban desde huelgas y manifestaciones hasta argumentos constitucionales y elecciones o maniobras realizadas tras bambalinas? "Entre enero de 1987 y mediados de 1988 se produjeron unas 30Q.000 mil perturbaciones nacionales -algunas de ellas en escala de masas- en nueve de \as repúblicas soviéticas no rusas. Iban desde las reuniones de masas, que abarca– ba~: a decenas y aun centenares de miles de encendidos participantes, hasta los derramamientos de sangre comunales, cuyo resultado eran cientos de bajas fatales".8 A pesar de estas múltiples expresiones nacionalistas, los análisis publicados en Moscú después de estos estallidos demostraron que "el centro parecía haber sido cegado por su propia propaganda y había llegado a creer de verdad que el problema nacional ya no existía".9 La confesión hecha por Gorbachov en su informe al XXVIII del pcus (julio, 1990) ahorra todos los comentarios al respecto: 7 Paul Goble, Problemas Internacionales, julio-agosto 1989, p. 5. 8 Zbigníew Brzezinski, El gran fracaso. Nacimiento y muerte del comunismo en el siglo XX (Buenos Aires: Javier Vergara, Editor, 1989), p. 113. 9 !bid, p. 116. -15-

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