Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental

Alberto van Klaveren I LA CRISIS DE LA HEGEMONíA NORTEAMERICANA 10 maneja, por una parte, y una fracción o la totalidad de los grupos domi– nantes en la sociedad, por la otra. Por el contrario, "los condiciona– mientos y determinaciones de la base socioeconómica y de los conflictos de clase no se ejerren de manera automática, mecánica, unilinear sobre la esfera política y sobre el Estado, y crean por el contrario la posibilidad y la necesidad de su autonomización relativa ,,44. En cuanto a la vincula– ción Estado-intereses externos, Kaplan es igualmente claro al señalar que rara vez llega el estado a ser un "mero instrumento pasivo de los intereses foráneos"; más bién, éste "asume y ejerce una función de me– diación y arbitraje entre los grupos internos y externos, entre la so~iedad nacional y las metrópolis, entre la autonomía y la dependencia' >45 • Obviamente, en ambos casos la autonomía del estado tiene sus límites. En el plano interno, éstos parten del hecho de que el estado no puede ser concebido como URa entidad abstracta, completamente alejada y aislada de las fuerzas socioeconómicas que integran la sociedad y situada por encima de los conflictos que se producen dentro de ella. En el plano exter– no, los límites están dados por los objetivos centrales ya descritos en la introducción de este trabajo. En otras palabras, los países latinoamericanos disponen de una cierta capacidad de maniobra, siempre que no hagan cau– sa común con potencias rivales y hostiles que pudieren amenazar la continuación de la presencia hegemónica de Estados Unidos en la región y siempre que no violen las normas escritas y no escritas que rigen los fundamentos de las actuales relaciones económicas de la región con el exterior. Pero no quisiéramos terminar este ya largo análisis sin' una nota algo más optimista sobre los alcances de la diversificación de las relaciones internacionales de América Latina. La base para este optimismo modera– do, que por cierto nada tiene en común con el triunfalismo que criticamos. está dada por la posibilidad de que esta diversificación pueda hacer más viable una negociación de la dependencia, como fase intermedia hacia la superación de la misma, superación que por el momento parece aún lejana. El escenario en que se podría presentar esta alternativa estaría configu– rado por una serie de cambios que ya comienzan a perfilarse en el plano ex– terno de América Latinq. Estamos pensando sobre todo en un aumento de las tensiones y rivalidades entre las naciones imperiales genera'das por diversas crisis de carácter estructural que tarde o temprano conducirán a una redefinición de las relaciones de los países capitalistas entre sí, y 44 Marcos Kaplan, "El Leviatán criollo: Estatismo y sociedad en la América Latina contemporánea", Revista Mexicana de Sociología 15, N° 3, julio-septiembre 1978, p, 819. Véase también su contribución al volumen editado por Cotler y Fagen, op., cit., pp. 52-66. Esta realidad de un Estado dotado de autonomía parcial, es mutatis mutandi, similar– mente válida para los países imperiales. Tal como sería simplista ver al Estado brasileño como una mera prolongación de los intereses transnacionales, sería simplista concebir al estado norteamericano como un mero instrumento de las corporaciones transnacionales con sede en aquel país. 4S Kaplan, "El Leviatán criollo...", op. cit., pp. 813-814. 47

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