Desarrollo de la Antártica

EL DESARROLLO DE LA ANTÁRTICA suficientemente claro y sin él no habría habido Tratado. La filo– sofía de ese convenio es muy simple: nadie renuncia a sus derechos o pretensiones; nadie, tampoco, está oblig~do a reconocerlos; la labor científica se desarrollará con entera libertad, tal como se hizo "durante el Año Geofísico In teruaCÍonal". Los hombres de ciencia dieron la solución: "enfriar" el problema político-jurídico, y Chile pidió que el Tratado no se pudiera mo– dificar, sino unánimemente, por 30 wños -hasta 1991-, período suficiente para ver cómo funcionaba. Después de esos 3,0 años, las enmiendas pueden adoptarse ipor mayoría, según el arto 1'2, y cual– quiera de los socios no contentos con dichas enmiendas queda en libertad para retirarse. En mi opinión, un Tratado Antártico sin la norma de la unanimidad, carece de futuro. Así funcionamos durante 11 años; desde la fecha de vigencia del Tratado, 23 de junio de 1961, hasta la Séptima Reunión Consul. tiva, octubre-noviembre de 1972. La gente muy joven, al mirar la situación jurídica <{el sexto con– tinente, podría pensar que no existen allí soberaní::..s individuales y que si las 'hubo, están sepultadas bajo 30 millones de kilómetros cúbicos de hielo. Hay países que en conferencias internacionales ha– blan de res communis, de la alta mar o de la Luna; otros, de res nullíus o sin dueño y se preparan ¡demasiado tarder para adquirir soberanía polar. !No debemos engañarnos si queremos ver claro, es– pecialmente hoy cuando se habla de petróleo y otras riquezas. Hay únicamente renuncia momentánea a "hacer valer, apoyar o negar" (art. 49) reclamaciones de soberanía. Esta es, indudablemente, una limitación, pero no una renuncia. 'Si algún día queda sin efecto el Tratado, renacerán esos derechos tal cual estaban el 23 de junio de 1961, y, con ellos, renacerán, por supuesto, los problemas que tanto nos molestaron años atrás. JI. LA IMPETUOSA LLEGADA DE LOS PETROLEROS En 1968 se descubrió petróleo en el Artico, al norte de Alaska, en la bahía IPrudhoe, y en 1970 llegaron los técnicos al noroeste cana. diense, en la costa del Mar de Beaufort. El entusiasmo fue grande. los ojos se dirigieron al Antártico, y hubo conversaciones de pasillo en la Sexta Reunión Consultiva de Tokio de octubre de 1970. lEn la reunión siguiente, como dije, en Wellington, en 1972, el tema fue inscrito con el nombre de "\Recursos antárticos • Efectos de la exploración minera", y se argumentó acerca de la tremenda presión que en esos mismos momentos hadan ciertas compañías

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