Desarrollo de la Antártica

Intervención del Rector del Instituto de la Patagonia J profe– sor Mateo Martinic J en el acto inaugural del Symposium. De entre los continentes que emergen de las aguas del planeta, fuera de toda duda es la Antártica la que, con mayor fuerza ha con– citado y concita el interés de la Humanidad entera, a lo menos des– de un siglo a esta parte. Geológicamente antiguo, es nuevo, sin embargo, para el conoci– miento puramente geográfico y novísimo para el saber científico. Desde que los congresos internacionales de geografía de Berlín y Lon– dres realizados en las postrimerías del siglo pasado proclamaron la necesidad de avanzar en la exploración de las regiones polares aus– trales, motivando un loable esfuerzo científico internacional, muchí– simo se adelantó desde entonces si se consideran la~ naturales difi· cultades que opone la Antártica al acceso del hombre. A la meritoria labor geográfico-cientifka de los años finales del siglo XIX y pri. meros lustros del siglo XX, que consagró los esfuerzos individuales -algunos realmente heroicos- de Gerlache, Nordenskjold, Drygalski, Oharcot, Amundsen, 6cott, Mawson y Shackleton entre varios, suce– dió luego de un largo receso el ciclo exploratorio que destacó las jm– fllesionantes ex,pediciones de Wilkins, lBiyrd y Ellsworth en cuyo de– sarrollo se incorporaron ya recursos tecnológicos y mecánicos moder– nos, y que fue realizado mediante el apoyo de respetables institucio. nes nacionales, ,generalmente de carácter privado. Así la ciencia geo– gráfica podía tener al concluir los años cuarenta una noción general apreciable acerca del continente polar. Faltaba, sin embargo, profundizar en el conocimiento especifico, utilizando para ello los elementos y técnicas más modernos, suficien– tes como para superar las dificultades de operación y estudio en el sitio más desamparado de la Tierra. Cupo a los Estaljos Unidos dar comienzo a esta tercera etapa en la historia exploratoria antártica, ti· pificada esencialmente por la participación directa y activa de entida– des oficiales, con apoyo de los respectivos gobiernos. De tal modo, du– rante los años 1946-47 y 194748, se llevaron a cabo dos extensas cam– pañas de investigación, bajo la responsabilidad de la Armada nor– teamericana, y que fueron impresionantes por la magnitud de los re· cursos de todo género que en ellas se emplearon, como los provecho– sos resultados obtenidos. Se !Vio entonces con claridad cuánto podía esperarse en materia de avance del conocimiento polar a través de un programa sostenido y de vastas proporciones que involucrara una ac-

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