Las relaciones entre los países de América Latina

Fernando Moreno I LA TRANSFORMACIÓN POLíTICA DE AMÉRICA LATINA En América Latina, e! nacionalismo se ha desarrollado en formas muy diversas. Por una parte, al nacionalismo independentista, y luego repu– blicano, de construcclOn nacional ("idea fuerza"), sucedió hacia comienzos del siglo xx un cierto nacionalismo económico, centrado primero en la industrialización y luego en el desarrollo (desde los años cincuenta). Hoy día, sin abandonar totalmente esta perspectiva, la común doctrina de Seguridad Nacional 76 pareciera tender a definir un tipo nuevo de nacionalismo, centrado en la seguridad ya no sólo contra las amenazas del exterior, sino también del interior mismo de las sociedades nacionales. En este desarrollo de las ideas nacionalistas a nivel de! con– tinente, han fructificado, con más o menos éxito, las tentativas del nacio– nal ismo "revolucionario" (Revolución Mexicana de 1910, Y Revolución Boliviana de 1952), las del nacionalismo populista (en la Argentina de Perón, o el Brasil de Getulio Vargas) y las de lo que se podría desig– nar como un nacionalismo ampliado, y en que se encuentran desde la tentativa unificadora de Bolívar hasta el integracionismo chileno contemporáneo. De algún modo, la doctrina y la posición política original del APRA peruano está a caballo de estas tres formas de nacionalismo, en cuanto una especie de populismo revolucionario se une a un marcado americanismo. Tampoco han estado ausentes en América Latina el ideario y las formas políticas del nacionalismo decimonónico europeo. El caso más destacado de este nacionalismo se encuentra aún hor en Argentina, donde, desde mediados del siglo pasado, cuando menos 7 , se ha desarrollado y profundizado una cierta idea de la hegemonía y de la "grandeza nacional". Según Alain Rouquié, en Argentina la ideología de izquierda y .el nacionalismo de derecha se han reconciliado "en una síntesis nacionalista" centrada en el mito de "la grandeza de la patria y su 'lugar en el concierto mundial de las naciones libres",78, Sea lo que fuere, siempre la exacerbación nacionalista -no su justa y necesaria expresión- va a estar no sólo desviando el cauce del desarrollo normal de una sociedad política nacional, sino también entrabando la posibilidad de un desarrollo solidario y común a escala internacional. 76 Cuya importancia debe ser apreciada emplflcamente (y según cada caso), y no deductivamente como se ha tendido a hacerlo hasta ahora. 77 J. B. Alberdi (1814-1886) constituye aquí una figura expresiva. 78 CL Le mouvement Frondízi el le radicalísmme argentino f,!\I.S.P., 1967, París, p. 72. Títulos como el del trabajo de Julio Noble: Argentina. potencia mundial (Arazu 1961, Buenos Aires), son bastante expresivos al respe<:Io... Por su parte el sociólogo Guido Di Tella pensaba que Argentina sin preiender llegar a ser uno de los dos o tres aspiranIes principales al dominio mundial (! r, debería, sin embargo, proponerse alcanzar durante este siglo una posición similar a la que han alcanzado hoy países como Italia, Francia o Japón (!). CL La estrategia del desarrollo indirecto. pp. 453 Y 434. En. "Desarrollo Ec~nómico" (Buenos Aires). Vol. 8, N° 32, enero-marzo 1969, pp. 451-485. 43

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