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eN JOAQUIN URZUA
utilización de los medios de comunicación, que se convierten en
un instrumento vital para el terrorista. A través de la prensa
oral y escrita,
y
especialmente la televisión, logran su objetivo
de amplificar el temor hacia todo un grupo social e incluso
mucho más allá convirtiéndola en una perfecta caja de resonan–
cia de sus acciones.
Un efecto curioso que los medios de comunicación
modernos han tenido sobre el terrorismo es que estos actores se
concentren preferentemente en las zonas urbanas, donde los
medios de comunicación se encargan rápidamente de difundir
sus resultados. Un ejemplo ilustra lo antes expresado: durante
la guerra de Argelia uno de los líderes de] EFLN expresó "si
nosotros abatimos 50 soldados en el Djebel apenas se le prestará
atención al hecho, pero si asesinamos a dos hombres de
negocios en Argel, con toda certeza lograremos grandes
titulares en París".
Con la llegada de la televisión por satélite, este tipo de
comentarios conserva todo su valor, 500 millones de telespecta–
dores vieron la matanza en los Juegos Olímpicos de Munich en
1972. Para los terroristas del Grupo Septiembre Negro eso sí
que resultó algo que no tenía precio, y tienen que haberlo
evaluado como un gran éxito. Las comunicaciones modernas
ofrecen a los terroristas oportunidad para dirigirse a una
audiencia de nivel mundial.
La internacionalización del terrorismo
El hecho de haber colocado el terrorismo dentro del
contexto general de la insurrección, cuando analizamos su
existencia dentro del ámbito de una nación, no debe hacernos
olvidar su existencia en el ámbito internacional, a
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que en
alguna forma nos hemos referido anteriormente al mencionar el
terrorismo de estado.
Henry Kissinger distingue tres niveles de terrorismo: los
ejecutantes que son el brazo armado, los grupúsculos de estados
apoyadores , y finalmente, el Estado expansionista (la Unión
