Política internacional de los nuevos tiempos - page 21

guerra fría es
el
ensayo de Robert D. Kaplan, «The coming anarchy»3.
En él, Kaplan afirma que estamos entrando a un mundo bifurcado: «Una
parte del globo se encuentra habitado por el 'Último hombre' de Hegel y
Fukuyama, saludable, bien alimentado y favorecido por la tecnología.
La otra parte, más grande, está habitada por
el
'Primer hombre' de Hob–
bes, condenado a una vida pobre, amarga, brutal y corta».
El
autor enfa–
tiza la importancia del deterioro ambiental, la pobreza, los conflictos
raciales y culturales, así como los condicionamientos geográficos, como
las claves para entender los conflictos de las próximas décadas.
Haciendo especial referencia a la situación de África, el Medio Orien–
te, Asia y a la Europa mediterránea, Kaplan sostiene que la posguerra
fría será una época en que el sistema de estados-naciones será reemplaza–
do por un esquema tipo «vitrales» de ciudades-estados, «estados-fave–
las» y regionalismos anárquicos y nebulosos. En adelante -agrega-, el
mapa del mundo ya no será más estático; en vez de fronteras habrá cen–
tros de poder movibles. La posguerra fría traerá consigo, según el mismo
Kaplan, un proceso cruel de selección natural entre los estados existen–
tes.
y
estos estados ya no estarán tan firmemente apuntalados por Occi–
dente o por
la
Unión Soviética»4.
Es difícil aceptar un panorama tan desolador del mundo de la posgue–
rra fría. Lo que está claro, evidentemente, es
el
carácter contradictorio e
indefinido de este nuevo período de la historia mundial, muy distinto al
escenario triunfalista del <<fin de la historia» que visualizó Francis Fuku–
yama. Más bien, estamos ante lo que Celso Lafer y Gelson Fonseca Jr.
llaman acertadamente una «situación dicotómica»: «De un lado, la lógi–
ca integradora de la economía, de las causas universales (derechos hu–
manos, ecología, etcétera) y, de otro, la dinámica de resistencia a la glo–
balización, ya sea identificada con esfuerzos de preservación de la auto–
nomía nacional, o bien con manifestaciones de afirmación étnica. Fuer–
zas centrípetas comandarán la primera¡ fuerzas centrífugas, la segunda»5.
En otras palabras, según los autores, «evolucionamos desde una situa–
ción de polaridades definidas (la guerra fría), hacia otra en que las pola–
ridades parecían carecer de importancia frente a la capacidad unificado–
ra de valores racional y universalmente aceptados, para llegar a una últi–
ma en que las polaridades están indefinidas»6.
El futuro será determinado, en buena medida y como ha sido histórica–
mente, por los intereses de los países más poderosos. En este sentido, aun–
que Estados Unidos sea hoy menos fuerte de lo que era en la década de los
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