Proposiciones para una teoría de la medicina

SANAR Y CURAR Más importante que saber qué enfermedad tiene una persona es saber qué persona tiene una enfermedad. Esta aseveración epi– tomiza la postura "humana" en la medicina de los últimos decenios. Centra la atención en aquellos aspectos personales, individuales e irrepetibles que cualifican aquello que llamamos enfermedad. Refrasea la vieja tesis: "No hay enfermedades sino enfermos". Con aseveraciones como ésta ocurre como con las monedas: el uso las desgasta. Se siguen repitiendo idénticas, mas su significado ha experimentado profundos cambios. Una anécdo– ta apócrifa de Pasteur lo retrata al final de su vida diciendo: "Bernard tiene razón: el microbio es nada, el terreno todo". Para la medicina finisecular estaba la polémica entre conce– der importancia al huésped o concedérsela al microbio, al agen– te externo. La constitución de la persona ---como punto céntrico de la reflexión médica- implicó la pregunta por la constitución del mundo propio de la persona. El sí mismo (seU) es el resultado de una acción que el yo realiza. Es el fruto especular de un diálogo. Concebir el mundo no puede disociarse de concebir la persona que lo concibe. A ello aludía Jürgen Ruesch cuando advertía que en las ciencias de la conducta, toda teoría debe identificar al observador y especificar su posición. En realidad, esto es así en 210

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