Proposiciones para una teoría de la medicina

Modélicamente ello se ve realizado en países industrializados, como los Estados Unidos de Norteamérica. La cuantía de la producción científica permite imponer lenguaje, modo de decir, ortodoxia. Es de señalar que tal estado de cosas no tiene por qué generalizarse a toda disciplina científica o a toda empresa inte– lectual. Durante el IV Congreso Mundial de Psiquiatría Biológica, celebrado en Philadelphia (USA) entre el8 y el13 de septiembre de 1985, se renovó, entre los hispanoparlantes, la cuestión del idioma. Algunos sostienen que la indiferencia respecto del español es vejamen o agravio, toda vez que la Federación Internacional de Sociedades de Psiquiatría Biológica debiera proveer a la representación equitativa -si es que no paritaria– de los idiomas "oficiales". Lo que en síntesis se pide es en extremo modesto: traducción simultánea en debates y sesiones. La vertiente biológica de la psiquiatría es lo más próximo que en ésta puede encontrarse a la formalización científica de alta tecnología. Por tal motivo, tiene un lenguaje y un idioma. Ni uno ni otro son familiares a los hispanoparlantes, excepto a aquellos que, o están incorporados a la actividad científica en centros avanzados o imitan sus usos. De allí que sea comprensi– ble la situación que origina la queja. Lo que es menos comprensible es la queja misma y los modos de expresarla. Pedir que la investigación de frontera nos sea traducida de inmediato a los que hoy -por cualquier ra– zón- no somos frontera es olvidar que no existe ninguna verdadera necesidad de que ello sea así. Puede defenderse el derecho de los hispanoparlantes de participar pasivamente de esa investigación y reproducir, tal vez, algunos de sus rasgos. Realísticamente, y sin chauvinismo, ello no modificaría ningu– no de los lineamientos generales de la actividad científica y cualquier participación activa de alguna importancia precisa del conocimiento del idioma inglés. 203

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