Proposiciones para una teoría de la medicina

volvieron a emplearse términos tales como "totalidad psicofísi– ca del hombre" , "medicina humana" y otros, reveladores de esta intención abarcadora, totalizadora y comprensiva. Los progra– mas de enseñanza de las escuelas de medicina recibieron el impacto de las "nuevas humanidades" -psicología, sociología y otras-, tímidamente primero, con exagerado entusiasmo después. La noción de "equipo multidisciplinario" cobró inédito vigor. El "nuevo hombre" fue la metáfora predilecta. Tal vez, al cabo de estos años, la decepción deba expresarse de alguna manera. La esperada humanización de la medicina es . retórica y no esencial. La tecnocracia plantea sus problemas y los resuelve en sus términos, declarándose satisfecha por los logros --que son impresionantes-o La detallada y precisa indagación hacia lo molecular ofrece la perspectiva de un para– digma unificador. Sin necesidad de hacerse eco de las lamentaciones jeremía– cas que fueron de estilo entre los profetas de la crisis en la medicina científico-natural, es menester reconocer dos hechos: a) La medicalización de la vida no ha significado mejor vida para todos; b) hay algunas áreas ciegas que la medicina contem– poránea tal vez debiera iluminar, pero no puede hacerlo por su modo de definirse. A ello hay que agregar un tercero, incontro– vertible: el "horno patients" se ha rebelado, y ahora exige que sus médicos no sólo "administren" la enfermedad; quiere ser ilustrado. Además, otros profesionales han invadido el tradicio– nal espacio ocupacional de los médicos, desafiando su compe– tencia en algunas áreas y deseando compartir los recursos y las recompensas. 165

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