Proposiciones para una teoría de la medicina

1985). El proceso iniciado con la introducción de las ciencias sociales -las "nuevas humanidades"- en el discurso médico aún no ha concluido (Lolas, 1990a). El énfasis bioético podría convertirse en una más de las frecuentes escaladas pontificantes o evangelizadoras con que algunos grupos se arrogan la regimentación de la vida. Imitando lo que ocurrió con las ciencias sociales, podría ser una excusa para reafirmar tradicionales valores, reforzados por una ideolo– gía más amplia, o constituir otra "técnica" destinada a superar los problemas de la mentalidad técnica (Caplan, 1980). Ambos peligros, la "absorción por el establishment biomédico" y la "expertocracia o tecnocracia bioéticas" son reales, mas no siem– pre evidentes. De allí que las características de la bioética que debiéramos propiciar consistan en ser crítica (eto-crítica, como crítica de los usos en boga), inmanente al ejercicio de la medicina (no una imposición de expertos foráneos), y agresiva (en el sentido de anticiparse a los desafíos de las tecnologías avalóricas, activa y no reactiva). CIENCIAS DE OBJETO Y CIENCIAS DE ACCIONES Las especialidades médicas, como toda disciplina, pueden con– cebirse bajo tres aspectos: como proceso, como procedimiento y como producto. Todas exhiben una gestación para responder a necesidades (proceso), se impregnan de racionalidad instru– mental para formularlas y resolverlas (procedimiento) y suelen convertirse en resultados y "bienes" o "comodidades" (pro– ducto). A cada una debe plantearse las siguientes preguntas: qué, cómo, por qué y para qué. Todo conocimiento va unido a un interés, todo interés a un potencial conocimiento. Los aspectos 123

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