La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

79 queda en el campo, sin bajar a la ciudad, y no tiene lecho, ni cama, ni mantas, ni colchas espléndidas: sino que en el invierno duerme entre los esclavos de la casa, en la ceniza, junto al hogar, llevando miserables vestiduras; y no bien llega el verano y el fructífero otoño, se le ponen por todas partes, en la fértil viña, humildes lechos de hojas secas donde yace afligido y acrecienta sus penas anhelando tu regreso, demás de sufrir las molestias de la senectud a que ha llegado‖ 131 . El porquerizo Eumeo, antes que Odiseo le revele su identidad, cuando éste le pregunta por sus progenitores, le informa que el padre vive, mientras que su madre ha muerto de pesar: ―Laertes vive aún y en su morada ruega continuamente a Zeus que el alma se le separe de los miembros; porque padece de grandísimo dolor por la ausencia de su hijo y por el fallecimiento de su legítima y prudente esposa, que le llenó de tristeza y le ha anticipado la senectud‖ 132 . Por Telémaco tenemos otra noticia sobre Laertes y se relaciona con su soledad, pues no tiene hermanos ni, por lo tanto, cuñadas ni sobrinos: ―El Cronión hizo que fueran siempre unigénitos los de mi linaje. Arcesio engendró a Laertes, su hijo único; éste no engendró más que a mi padre Odiseo; y Odiseo, después de haberme engendrado a mí, dejóme en el palacio y no disfrutó de mi compañía‖ 133 . Cuando Telémaco le ordena a Eumeo que vaya a comunicarle a su madre que ha llegado sano y salvo de Pilos, el fiel servidor le pregunta si pasa también a avisarle al abuelo: ―Dime con sinceridad si iré de camino a participárselo al infortunado Laertes; el cual, aunque pasaba gran pena por la ausencia de Odiseo, iba a vigilar las labores y dentro de su casa comía y bebía con los siervos cuando su ánimo se lo aconsejaba; pero dicen que ahora, desde que te fuiste en la nave a Pilos, no come ni bebe como acostumbraba, ni vigila las labores, antes está sollozando y lamentándose, y la piel se le seca en torno a los huesos‖ 134 . Vemos, pues, que el viaje de Telémaco y su incierto regreso agrega nueva tristeza y angustia al anciano. El joven dispone que luego de informada Penélope de su regreso, envíe ésta a la despensera a darle la noticia al abuelo. 131 Ibídem, XI, 186-196 132 Ibídem, XV, 353-357. 133 Ibídem, XVI, 116-120. 134 Ibídem, XVI, 137-146.

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