La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

256 continuidad. En los mirolois se caracteriza al Hades como un lugar con rasgos análogos a aquellos que le suponían los antiguos griegos: un lugar subterráneo, oscuro, sombrío, poblado por sombras que añoran el mundo de la vida. Un mundo con un soberano, que ahora es Caronte. Y así como en el Hades antiguo había un río del olvido, el Leteo, hay también en el Hades neogriego una fuente del olvido. La continuidad en el caso del Hades, como lugar de los muertos, pensamos que debe relacionarse con la continuidad del personaje Caronte. En realidad, es notable el hecho de que en la poesía popular griega, en los cantos sobre la muerte, se nos presenta una concepción pagana del destino posterrenal del ser humano. Los miroloïs no hablan de un cielo y un infierno, de un premio y un castigo ni de una futura resurrección, que son elementos de la concepción cristiana. Un pueblo tan profundamente cristiano como el griego parece reflejar en sus cantos funerarios una concepción muy semejante a la de los antiguos griegos. Da la impresión de que por sobre una fe, hoy de tradición dos veces milenaria, se impone el realismo: el ser humano deja de existir para siempre y se termina para él el mundo de la luz, el apano kosmos . Y los dolientes lo imaginan en un mundo de sombras, donde sólo añoran la vida terrena; donde no hay esperanza de resurrección. Mientras el lugar Hades sobrevive como lugar Hades, el humilde barquero sobrevivió con caracteres bastante distintos. Es ahora la personificación de la muerte, en cuanto él la da; él arrebata a los humanos del mundo de los vivientes. Podemos decir que sigue siendo psicopompós , puesto que lleva al Hades a los seres que viene a buscar, y es al mismo tiempo el matador, por lo que porta armas como el puñal y la espada. Pero ahora, en la poesía popular neohelénica no está en competencia con otras figuras infernales, como en la Antigüedad: él es el señor del Hades; él sale a buscar a los futuros difuntos; él los toma y él los conduce al mundo subterráneo el el kato kosmos. Se señala a Juan el Geómetra como el primero que en el siglo X nombra a Caronte como "ladrón de almas" 346 , que ejerce por la noche su terrible oficio. Ambas características coinciden con las del Caronte de los mirolois. Es en la versión del Escorial de la Epopeya de Diyenís Akritas , que el profesor Stilianós Alexíu data en el siglo XII, aunque el manuscrito conservado sea posterior, donde figuran al parecer por primera vez las dos formas neogriegas del nombre del personaje Jaros y Járondas Χάρος y Χάροντας, el que cumple en el relato el mismo papel que cumple en los dimotiká tragudia 347 . El verso 1794 dice Ο Χάρος τρέπει εκ παντός τον μήποτε τραπέντα De todo hace huir Caronte al que nunca han hecho huir; y el verso siguiente, 1795, dice: Ο Χάροντας χωρίζει με από σου της φιλτάτης Caronte me separa de ti, la muy amada. Y en el verso siguiente aparece una de las cuatro menciones del Hades, 346 O. Omatos, op. cit,, p. 305, nota 18. 347 Utilizamos la versión establecida por Stilianós Alexíou en 1985, en la reproducción facsimilar que hemos incluido en nuestra edición bilingüe: M. Castillo Didier: Poesía heroica griega Epopeya de Diyenís Cantares de Armuris y de Andrónico , Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y Neohelénicos, Santiago, 1994.

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