La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

206 El tiempo y sus epifanías en la Odisea ―La Odisea –dice Robert Levesque- no es más que una serie de deslumbrantes variaciones sobre el tema de la no esperanza‖(33). La certidumbre de la nada final planea sobre las rapsodias del poema como los motivos de la búsqueda de Dios, del tiempo y de la muerte, elemento este último que domina casi obsesivamente la obra. A la muerte dedicamos otro ensayo, pero no podríamos dejar de recordar uno de esos versos lapidarios del poema que muestran la unidad inexorable de ambas realidades: el tiempo y la cesación de la existencia humana: Sólo un instante es la vida, y la muerte es infinita. (XVI, 1311) El tiempo y su paso inexorable constituye uno de los motivos dominantes del poema, ligado, como dijimos al de la muerte. Pese a que el desarrollo de la acción parte desde Homero, el lector pronto tiene la impresión de que se está avanzando vertiginosamente en el tiempo. Verdad es que en Creta todavía se alude a algunos personajes y elementos homéricos, pero éstos ya se encuentran desfigurados y desleídos. El tiempo avanza y signo de ello sean acaso el envejecimiento de dos personajes que siempre fueron presentados en edades inmutables y hasta indeterminadas por poetas y narradores: Ulises y Helena. Ambos envejecen a través del poema; ambos llegan a ser ancianos de cabello albo. Helena en la isla de Creta, donde ancló definitivamente y donde debe morir; Odiseo, en las selvas y montañas del África. Las alusiones al paso del tiempo son innumerables en la Odisea. Kazantzakis posee una especial maestría para trazar en pocas líneas, con imágenes variadísimas, el avance continuo y fatal del tiempo. El transcurrir del tiempo se expresa de las maneras más diversas. Se manifiesta en los elementos más distintos, desde los astros hasta los objetos más pequeños e insignificantes de la tierra y todos ellos, además se presentan con matices múltiples. Grandeza e infinitud del movimiento de los astros; el paso de las estaciones y su cortejo de cambios en la vida del hombre sencillo; el transcurrir del día y la noche, señalados por nuestros dos astros, plácidos, feroces, ardientes, misteriosos, fantasmales; el curso de las horas y los instantes, con características muchas veces coincidentes con el desarrollo acelerado, alegre, cansado, aplastante o agobiador de los acontecimientos. Examinar exhaustivamente el tiempo dentro del oceánico poema sería un trabajo que excedería muy ampliamente la extensión de éste breve ensayo. De allí que

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