La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

166 Helena: la perennidad de la belleza Las palabras que dirige Fausto a Helena en la versión de la obra de Goethe que hizo Arrigo Boito para su ópera Mefistóteles, pueden sintetizar el simbolismo de esta figura, inmortalizada por la poesía de Homero: ―Forma, ideal purísima de la belleza eterna‖. Y su permanencia acaso la expresen muy bien los bellos versos de Borges, cuando nos habla de ―la hermosura de Helena, / que no ha visto el río irreparable de los años‖. Desde el día envuelto en la leyenda en que los ancianos de Troya comentaban, maravillados, la hermosura de la mujer que Paris había traído a la ciudad – y con ella la guerra -, los griegos primero y el mundo después no han cesado de admirar esa hermosura. Se ha visto a Helena como la imagen misma de la perfecta belleza. Según anota Gilbert Highet, Helena, por una parte, ―simboliza a Grecia, la patria de la suprema belleza física‖. Y pareciera que sólo allá pudo darse este arquetipo de la hermosura. Y, por otra parte, representa la experiencia estética en su forma más noble y absoluta‖ 270 . Helena está indisolublemente enlazada con la poesía. ―¿Qué sería de Helena si el hálito de Homero no hubiera pasado sobre ella? [...] La hubieran raptado, como a menudo raptan a las muchachas hermosas en nuestras aldeas de montaña. Incluso este rapto habría provocado una guerra, y todo, la guerra, la mujer, la muerte, todo se habría perdido si el Poeta no hubiera tendido la mano para salvarlos. A Homero debe Helena su salvación; a Homero debe ese hilito de agua, el Eurotas, su inmortalidad. La sonrisa de Helena se expande en todo el aire de Esparta. Y más aun: Helena ha penetrado en nuestra sangre; todos los hombres la han recibido en comunión; todas las mujeres resplandecen aún con su brillo. Helena se ha convertido en un grito de amor que atraviesa los siglos‖ 271 . ¿Helena un grito de amor? ¿Helena qué, Helena quién? Preguntas de poetas y estudiosos. Así se interroga Oscar Gerardo Ramos en un bello poema que deberemos citar más de una vez en este ensayo: Los invencibles muros de Troya son ceniza. ¡Que una mujer - o acaso es casi diosa - pueda convocar a tantos pueblos al insomne combate de la muerte! Por ella cuántos héroes dormitan 270 G. Highet: op. cit., vol. II, p. 149. 271 N. Kazantzakis: Carta al Greco , p. 193.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=