La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

159 Sin duda, Circe es muy bella y muy atractiva. Es realmente seductora. En realidad, debe ser bellísima para que merezca el epíteto de ―diosa entre diosas‖. Posee cualidades humanas enaltecidas por su condición divina. Tiene un ―cantar bien timbrado‖ y, como otras heroínas homéricas, divinas y humanas, teje en el telar. Cuando llegan a su casa Odiseo y sus marinos, ella está ―labrando un extenso, divino, tejido [...], brillante, sutil y gracioso‖, como suelen ser las obras de las diosas, X 221-222. ¿Qué representa este personaje enigmático y paradojal? ―Circe, hermosa y terrible‖ - apunta Oscar Gerardo Ramos - ―es otro de los personajes agonistas simbólicos que la intuición de Homero somete al estudio ulterior de la epistemología. Circe descendía de Helios, deidad solar, y de Persa, criatura marina. Reunía, pues, atributos de energía, por el sol, y de versatibilidad, por el océano, X 133-139 263 . Para este estudioso, Circe tal vez no representa el símbolo de la sensualidad hetaírica, como lo entendió Joyce en el Ulises ; ni es tampoco la prefiguración de la cortés cortesana de épocas posteriores, como las que retrata Luciano. Para este estudioso, Circe ―se ha parapetado de soledad en su tremenda feminidad [...]. Ella no es una hetaira, sino una insatisfecha que se ha refugiado en la magia y se ha creado, con ello, un poder para vengar en cada ocasión su ansia de varón‖ 264 . Homero la habría configurado como una gran mujer que espera al varón íntegro. A los hombres débiles los embrutece, atrayéndolos con su encanto y engañándolos con su licor. Mendigos de placer, sus víctimas se convertían en serviles cerdos, lobos o leones. Odiseo, instruido por Hermes, que representa la inteligencia, impone su superioridad viril. Esta es la primera infidelidad de Ulises a Penélope, infidelidad parece disculpable y necesaria para la continuación del camino del regreso a su verdadero amor. Circe no se enamora de Odiseo ni éste se enamora de la diosa. Uno y otro quedan agradecidos y se separan sin tristeza. ¿Se redimió Circe para siempre? ¿No continuó con su hábito de convertir en animales a los varones que llegaban hasta su palacio? Éste es uno de los interrogantes que plantea la aparición de esta singular diosa en el camino de Ulises. En Homero, la episodio de Circe abarca casi toda la décima rapsodia, desde el verso 135, y parte de la duodécima, hasta el verso 155. En la Odisea de Kazantzakis, en el relato que Ulises hace ante su familia, la mención del encuentro, o mejor dicho, de la liberación de la trampa de Circe, es breve. La diosa representa una de las tres formas más duras que la muerte tomó en el camino de retorno de Odiseo a Itaca: 263 O. G. Ramos: La Odisea Un itinerario humano , p. 72. 264 Ibídem, pp. 73-73.

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