La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

111 Las lágrimas de Penélope En la Odisea homérica, Penélope es una figura cuyo carácter paradigmático ha trascendido el mito antiguo, para pervivir indefinidamente. Ella encarna la fidelidad conyugal a toda prueba, a prueba de veinte años de ausencia y de toda suerte de solicitaciones de parte de los pretendientes. Legítimamente podría haber decidido terminar su soledad. Su propio hijo lo considera así, cuando contesta a Agelao, quien afirma que ―ahora ya es evidente que no volverá‖ el ausente. Dice Telémaco: ―No; ¡por Zeus y por los trabajos de mi padre que ha muerto o va errante lejos de Itaca!; no difiero, oh Agelao, las nupcias de mi madre; antes la exhorto a casarse con aquél que, siéndole grato, le haga muchísimos presentes‖ 180 . La mujer ha perdido su juventud y parte importante de su vida, sin gozar de la vida conyugal con un esposo amante. El ideal de los esposos lo expresa Odiseo como ―el de gozar de la juventud y llegar juntos al umbral de la vejez‖ 181 . Pero los dioses no le permitieron vivir ese ideal. Ella y Odiseo perdieron sin remedio todos esos años en los que habrían visto juntos crecer al hijo. Y éste ahora, al llegar a la vida adulta, no puede recordar al padre, a quien no alcanzó a conocer, tan pequeño era cuando el progenitor debió partir a Troya. El amor al esposo y la fidelidad a su persona y a su recuerdo caracterizan a esta mujer, que con tenacidad resiste el asedio de los pretendientes. Y su personalidad es caracterizada por el poeta y por los diversos personajes por la prudencia. Su epíteto es ―prudente‖, πεξίθξσλ , se repite en las menciones de Penélope 182 . También se le aplica el término ερέθξσλ , de semejante sentido al anterior 183 . La tristeza de Penélope por la ausencia de Odiseo es la manifestación más persistente de su profundo amor. Cuando el aedo Femio canta el deplorable retorno que Palas Atenea había deparado a los aqueos que lucharon en Troya, la mujer, ―con los ojos arrasados de lágrimas‖, habla así al cantor: ―[...] Deja ese canto triste que constantemente me angustia el corazón en el pecho, ya que se apodera de mí un pesar grandísimo que no puedo olvidar. ¡Tal 180 Homero: Odisea , XX, 339-342. Texto castellano: Homero: Obras Completas . Traducción Luis Segalá y Estalella, Introducción (“Homero”) Arturo Marasso, “La estética de Homero” Manuel Trías, Editorial Ateneo, Buenos Aires, 1954. 181 Ibídem, XXIII, 210-211. 182 Ibídem, I, 329; IV, 787, 808 y 830; V, 216 183 Ibídem, IV, 111.

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