Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista

Explorando Caminos Para fines de esta exposición, hemos dividido el texto en tres secciones. La pri– mera contiene antecedentes que permitirán, sucintamente, conectar y diferenciar al constructivismo operativo de otras comunicaciones epistemológicas. En la segunda sec– ción abordaremos los aspectos medulares de esta presentación, es decir, la construcción social del mundo de la realidad. En la tercera sección cerraremos indicando el acerca– miento constructivista a la investigación social a través de la observación de segundo orden. I. Bases del Constructivismo Operativo Como señala Ernst von Glassersfcld (1995 J, los temas constructi vistas enlazan sus orígenes con las corrientes idealistas y perspectivistas. Estos enfoques destacan las innumerables facetas de nuestros objetos de atencJón y la multiplicidad de posibles mira– das que pueden dirigírseles, sin que pueda imponérseles una selección objeti\'(/. Ambos empujan las teorías del conocimiento hacia lo inconmensurable, asegurando que lejos de que nuestros objetos sean quienes determinen el punto de vista o las cualidades con que dehen ser observados y descritos, lo detenninante está en los puntos de vista asumidos por sus observadores. Pero, ellos no tienen respuestas respecto a cuántos observadores se necesitan o qué lados deben examinarse. Ni sus ofertas interdisciplinarias han podido cerrar, coherentemente, 10 que han declarado carente de límites. En justicia, el perspectivismo (Arnold 1990) trasluce las propuestas con más tra– yectoria. Sus rendimientos se concentran en reconocer las limitaciones que se tienen para acceder a cuestiones simples y complejas por la vía del proceder científico tradicio– nal y en las dificultades para hahlar del todo de,de las partes o éstas sohrc sí mismas. Pero, no obstante la potencia de sus declaraciones no llega mucho más lejos, abortándose las expectativas de una arremetida epistemológica. También, desdc la fenomenología, la tesis de la reciprocidad de las perspectivas enuncJada por Alfred Schütz (e.o.1974) o las propuestas canalizadas a través del interaccionismo simbólico, carccen dc suficiente radicalidad para enfrentar inconsistencias epistemológicas. La primera porque se ancla en la construcción tipológica que sólo rcproducc al nivel de la cotidianeidad la metodo– logía weberiana, mientras la segunda continúa aferrada a una idea de sujeto como obser– vador social autocompetente (Rohles 1999). Sin cmbargo, 10 que no logran resolver estas teorías tradicionalcs del conoci– miento social se disuelve en la praxis, cuando los observadores se cualifican y sus ángu– los sc scleccionan. En el camino, la falta dc atención a los problemas epistemológicos, de los cuales parasitan, es tanto notable como inexplicable, por ejemplo, ,: cómo justificar que alguien -otro observador- o que algo -otro ángulo- quede afuera? Sus operadores, al verse forzados a explicar sus opciones, emplean dudosos argumentos apelando a dis– positivos especiales para ver la realidad tal cual cs. Dicen contar con accesos privilegia– dos -hasta las miradas de reojo valen-, pero no agregan nada más allá del empirismo abstracto, del operacionalismo o del método introspectivo, que ya un connotado miem– bro de sus comunidades, Karl Popper (e.o.1967), objetó como infructuoso (3). Hoy en día, critiear sus ilusiones no tiene nada de novedoso, pero clausurados en sus rituales metodológicos y en la aceptación de sus púhlicos, los neopositivistas y los Ileosubjetivistas, como modernos ncoilustrados. no atienden los reclamos que se les formulan y sólo muy recientemente han sido remeeidos desde los modelos disciplinarios que admiran, y en cuyas zonas empezó a configurarse una nueva teoría del conocimiento. Cómo fórmula del conocimiento la nueva epistemología se relaciona estrecha– mente con los aporles provenientes de la cibemétic{l de segundo ordcll, las teorías neurocognitivas; los trabajos originales de la (lltfopoiesis de los sistemas vivos y. muy 27

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