Hacia una historia del ambiente en América Latina: de las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual

26 comida obtenibles... La supervivencia de tales sociedades fue compatible con la de sus ecosistemas clímax, al que contribuían cumpliendo con ellos sus variadas funciones ecológicas. Tómese el caso de los indios Plains en Norteamérica, quienes subsistían de vastas variedades de bisontes. Ellos, en total, no atacaban al rebano principal, lo que hubiera sido una empresa peligrosa, sino que más bien mataban los extraviados, viejos y débiles, ejerciendo más bien controles cuantitativos y cualitativos sobre estos animales” . 16 Si en algún caso la recolección de frutos y la caza llegaba a afectar el balance ecosistémico, el daño era pronto reparable por cuanto estos pueblos, que eran nómadas, abandonaban el lugar, facilitando el proceso de autorregulación del ecosistema. Los recolectores no expoliaban a la naturaleza almacenando grandes reservas de alimentos, como otras culturas posteriores. No se trata de idealizar el comportamiento de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores. El hombre siempre ha sido un factor alterador de la naturaleza, pero el análisis histórico muestra que en la fase de los pueblos recolectores no se registraron acciones humanas que desencadenaran alteraciones ecológicas irreparables. Se ha divulgado el concepto de que el hombre cazador y recolector era agresivo, 17 argumentándose que la escasez de alimentos estimulaba este tipo de comportamiento. Lo más probable es que estos pueblos no pasaran hambrunas. Había pocos habitantes que disponían de una naturaleza que entregaba los frutos, plantas y animales en cantidad suficiente. 16 The Ecologist , vol.2, núm. 1, Art. cit 17 La caza, según Fromm, no condujo a la destructividad ni a la crueldad. La pinturas rupestres no presentan ningún combate entre hombres. Fromm distingue entre la agresión benigna –en que el hombre, como animal, se defiende del peligro- y la agresión maligna en que el hombre mata y tortura. Los animales raramente matan a otras especies, salvo para defenderse o alimentarse. Inclusive, los primates son poco agresivos, excepto cuando los encierran en los zoológicos o cuando alguien invade su territorio. El hombre civilizado del mundo contemporáneo es una de las pocas especies que matan y tortura como un fin en sí mismo. (Erich Fromm, op.cit .)

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=