Hacia una historia del ambiente en América Latina: de las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual

22 II. LA ERA DE LA INTEGRACIÓN DEL HOMBRE A LA NATURALEZA Esta era –que constituye más del 99% de la historia de la humanidad- está caracterizada por la integración de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores a la naturaleza. Estos primeros hombres se adaptaron al medio, sin afectar la autorregulación del sistema. No destruían masivamente las selvas ni las plantas. No exterminaban las especies animales sino que consumían las que eran imprescindibles para subsistir. Su dieta se hacía a base de lo que proporcionaba el medio natural. Fueron capaces de generar una tecnología, no debidamente evaluada todavía por los científicos modernos. Tenía otros valores y otra etología con respecto a la naturaleza. No es nuestra intención idealizar a estos pueblos recolectores ni presentar una imagen de plena armonía entre estos hombres y la naturaleza. Sólo queremos señalar que en esta fase de la historia, el hombre alcanzó una mejor integración al ecosistema que en otras etapas posteriores. Un articulista de The Ecologist saca una conclusión interesante sobre la vida de este período recolector: “Si las sociedades humanas durante el 99.75% de su existencia en este planeta se comportaron como parte integral de nuestra ecosfera (antes de la invención de la agricultura hace 10.000 años y de la industria hace más de 150 años) no es razonable suponer que tal comportamiento no está sujeto a leyes. ” 7 El período recolector constituye el 95% de la historia del hombre americano, ya que transcurre desde unos cien mil hasta tres mil años antes de nuestra era. Posteriormente, durante la fase agroalfarera, la colonia española y la república, supervivieron algunos de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores, aunque diezmados y discriminados por los colonizadores blancos. Por eso, cuando establecemos un período recolector hasta el año 3.000 a.c. no queremos decir que en esa fecha se haya cortado el proceso de esa cultura en forma definitiva. Sólo aspiramos a manifestar que ése fue su período de auge. Para los investigadores que ponen el acento en los hechos de la superestructura política y religiosa, que ven la historia como una sucesión caleidoscópica de ascenso y caída de reinos, de árboles genealógicos y héroes demiúrgicos, la llamada “prehistoria” es una etapa pintoresca, pero secundaria en la evolución de la humanidad. Más de 2 millones de años vividos por el hombre en plena integración a la naturaleza, generando su dieta con relación al medio, creando una tecnología propia acorde con sus necesidades, fabricando herramientas y promoviendo invenciones como la cerámica, descubriendo los procesos del cultivo y las formas de domesticación de los animales, son para la historiografía tradicional meras tareas manuales que no podrían compararse con el descubrimiento de la palabra escrita. De este modo, la “prehistoria” es presentada como una época escindida del proceso de desarrollo de la 7 The Ecologist, vol. 2, núm. 1,enero, 1972, “Los sistemas sociales y su alteración”, apéndice B de “A blueprint for survival”.

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