Hacia una historia del ambiente en América Latina: de las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual

14 Quienes anteponen la Idea a la materia, como si ésta no fuera preexistente al hombre. Por su parte, el positivismo – y su actual versión neopositivista- basado en el pensamiento decimonónico de progreso, ha considerado a la naturaleza como algo que debe ser “dominado” por el hombre. Su concepción antropocéntrica se remonta a Descartes, quien ya en el Discurso del Método manifestó: podemos emplear los elementos de la naturaleza y “convertirnos así en señores y poseedores de la naturaleza”. Este afán de dominio de la naturaleza se fue acentuando en la sociedad industrial, convirtiéndose en ideología. La noción de progreso estuvo estrechamente vinculada con con esta tendencia compulsiva al dominio de la naturaleza por “el rey de la creación”. La expoliación pertinaz de la naturaleza ha comenzado a producir efectos alarmantes en la segunda mitad del presente siglo, a raíz del crecimiento deterioro ambiental y el agotamiento de los llamados “recursos naturales”. Ahora, dice Saint Marc, “la cuestión es dominar el dominio de la naturaleza”.(18) El concepto de naturaleza y la indisoluble relación entre naturaleza y sociedad humana - componentes inescindibles de esa totalidad que es el ambiente- constituye uno de los aspectos teóricos esenciales a dilucidar por la nueva ciencia ambiental. La clarificación de este problema teórico – y en especial una nueva concepción de la historia en la que se entrelazan la historia del hombre con la historia de la naturaleza – permitirá establecer una nueva periodización del proceso histórico. HACIA UNA PERIODIZACIÓN DE LA HISTORIA DEL AMBIENTE Un intento de periodización ha sido formulado por Saint Marc, quien establece tres grandes etapas: una, que va desde la revolución agrícola hasta el surgimiento de la manufactura, caracteriza, según dicho autor, por la supeditación de la economía al ritmo de las leyes naturales; otra, desde la Revolución industrial, en que la actividad económica escapa a las leyes de la naturaleza; y , finalmente, la fase de la naturaleza, que sería la que estamos viviendo, en la cual escasez y fragilidad del espacio natural se han Constituido en el más dramático de los problemas para la supervivencia del hombre. Opinamos que ésta, como otras periodizaciones, es insuficiente porque sólo toma en cuenta a la sociedad humana y, peor aún, a ciertos aspectos unilaterales de la misma. Tampoco son válidas para una historia del ambiente las etapas señaladas por la historiografía tradicional ni la concepción unilineal de la historia en sucesivos modos de producción. Menos es válida la clasificación de los períodos históricos establecidos por Comte, los neopositivistas y, en general, los ideólogos de la teoría del “progreso”. (18) P. Saint Marc, Ecología y Revolución, reimpreso por el Boletín OESE, núm. 7, Caracas, julio 1974.

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