Página 37 - La democracia cristiana y el gobierno de Allende

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desmayar, a no ceder y a seguir trabajando por un país más justo y más
democrático. Sentí que mis ojos se humedecían, mientras me sumaba saltando a la
ovación que, de pie, le dio la Junta Nacional a Horacio Walker, presidente del
Partido Conservador cuando se independizó la Falange Nacional, luego Presidente
del Partido Social Cristiano, cofundador de la Democracia Cristiana en 1957.
Inolvidable en mi memoria. Fue una gran lección para mí de no prejuzgar a nadie
por edad ni por posiciones anteriores.
CAPÍTULO VI: LAS ACCIONES DE LA CIA Y LA DERECHA
Luego se desataron otros acontecimientos. La CIA y los sectores de derecha y
militares que conspiraron contra Frei se reactivaron. Inventaron el llamado
“Gambito Frei”, al que ya nos referimos. Para mí se agiganta la figura de quien,
teniendo a su alcance la posibilidad de volver a ser Presidente de Chile, rechazó las
tentaciones. Eso es lo que importa.
No puedo, a estas alturas de la vida, decir que mi partido u otros no hayan recibido
recursos de empresarios chilenos que pretendían invertir en políticos de distinto
signo o de platas que hayan llegado del exterior.
Todavía recuerdo que en 1964, cuando se acusó a la DC de haber recibido unas
letras de la empresa Banvarte, llegamos a llorar de pena. Espero que les haya
pasado igual a todos los demás, debido a que se acreditó que esa empresa le había
dado apoyo económico a todos los partidos, desde el PC a la Derecha. Los DC
recibimos ayuda de partidos aliados europeos: alemanes, italianos, belgas,
holandeses y otros. Eran fondos públicos, sobre los cuales se rendían cuentas en
cada uno de esos países y que se destinaban, esencialmente, a capacitación política.
Pero también aprendí que la CIA utilizó distintas vías para ocultar la procedencia de
los dineros que entregaba, ya que sabía que de otra manera no serían aceptados.
Los propios documentos norteamericanos desclasificados reconocen que se
esforzaron por ocultar el origen de los fondos que entregaban.
La lógica elemental nos dice que si damos fe a esos documentos no se pueden
rechazar las afirmaciones allí contenidas de que los que recibían estos recursos
desconocían su origen. He leído que recursos llegados a Chile de origen europeo,
fueron supuestamente enviados por los norteamericanos. También recuerdo una
feroz discusión sostenida con un diplomático norteamericano después del golpe, en
mi opinión agente de la CIA, en la que, indignado por las críticas que hacíamos
entonces al papel de ese organismo, me lanzó como un misil la indignada pregunta,
si yo creía que los fondos de los DC europeos eran de los europeos y no de ellos.
Hay varios testigos de este encuentro, celebrado en la casa de un querido amigo,
que estoy seguro recordarán los hechos. Entre otras cosas, porque trataron de
cambiar el giro de la conversación, ya que había serios riegos de que la discusión
terminara a golpes, y aunque mis amigos reconocían algunas de mis virtudes en
materia pugilística, el adversario medía casi dos metros, y lo más probable, es que
tuviera entrenamiento militar.
Hay antecedentes serios respecto a la acción de la CIA, siguiendo órdenes de Nixon
y Kissinger para intentar cambiar la voluntad del Congreso Nacional. Es verdad que
ofrecieron mucha plata, ocultando su origen. Hay evidencias relativamente recientes