Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

450 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA POSTFACIO Este libro es el resultado de un proceso de investigación sobre saludmental en el contexto de la vida universitaria. Proceso que ha buscado —y, cree- mos, logrado—aportar en la definición de perspectivas innovadoras para el abordaje interdisciplinario e intersectorial del problema. Innovación que es de carácter social, específicamente en función de un propósito funda - mental de lamisión de la Universidad de Chile y de la Facultad de Ciencias Sociales: incidir desde la academia en el conocimiento y la intervención en problemáticas relevantes en nuestro país. Desde esta perspectiva, la innovación social remite a poner al servicio de la sociedad chilena los resultados de procesos investigativos como el que se ha desarrollado en este proyecto. Plantear que se trata de aportar a la política pública es necesario, pero insuficiente. Porque se trata también de instalar una lógica de derechos y prácticas de cuidado, ahí donde las frías nomenclaturas de la sanidad no alcanzan a expresar sus dimensiones cotidianas. La Política de Bienestar y SaludMental, como la propuesta por nuestra institución y que es valorable en muchos sentidos —o un modelo de abordaje integrado como el que hemos querido proponer en este libro—, deben dialogar permanentemen- te con una realidad que nos entrega desafíos, obstáculos, pero también grandes oportunidades. Al tratarse de salud mental, conviene resaltar entonces su condición social; es decir quemás allá de sus coordenadas subjetivas y psicosociales específicas, así como de las necesarias referencias al campo de la salud (epidemiológicas, sanitarias, terapéuticas), revela aspectos propios de la vida colectiva y del malestar (social) que conlleva. Por eso no parece casual que las demandas sobre salud mental (acceso a servicios, exigen- cias respecto a condiciones de trabajo o educativas) se instalen hoy en día en el marco de las exigencias de equidad, de derechos sociales, de una vida digna. En este sentido, la salud mental, incluso en sus aspectos más críticos, no es solamente un problema que requiere de atención especializada —aquella que, en nuestro país, es privilegio de un sector minoritario de la población debido al deterioro evidente y progresivo de la salud pública— sino que también es un signo de malestar que reclama de la acción política y social.

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