Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

224 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA ción de su Política contra el acoso sexual el 2017 y el Protocolo de actuación ante denuncias sobre acoso sexual, violencia de género, acoso laboral, y discriminación arbitraria (primera versión, 2017), la instalación del Instructivo de uso de nombre social - Mara Rita (2018) (DIGEN, 2022), así como con la apertura de numerosos cupos de equidad en diversas carreras (Universidad de Chile, 2021), entre otras medidas, ya se ha- bría logrado que el tema estuviera más o me- nos abordado, y que se institucionalizaran por medio de esta administración de recursos las temáticas de género en la Universidad (Santos, 2021). Así también, se abre una oficina de gé- nero a nivel central y comienzan a aparecer en las diversas Facultades e Institutos cargos aca- démicos y funcionarios con el apellido “géne- ro” (Universidad de Chile, 2021) (ej.: encargada de género, con perspectiva de género, etc.). No obstante, los hechos mostrarían otra cosa y que, por lo tanto, la manera de insti- tucionalizar y abordar las problemáticas de género no era suficiente. En mayo de 2018, la Facultad de Derecho de la Universidad fue to- mada por numerosas estudiantes para solicitar justicia por un caso de acoso sexual de parte de un docente hacia una compañera (El descon- cierto, 2018). A esta acción, le siguieron otras Facultades e Institutos, incluso la FEN se une a la toma por un día, un hecho histórico hasta ese momento, pues aquella Facultad nunca había sido tomada anteriormente (El descon- cierto, 2018). A las acciones estudiantiles, rá- pidamente se sumó el apoyo de numerosas académicas, quienes luego de años de sopor- tar vejaciones y demoras en sus ascensos, ver rezagadas sus investigaciones y promociones en un promedio de dos años (Buquet, 2021) también se sintieron implicadas e hicieron eco del llamado de justicia que solicitaban las es- tudiantes. Finalmente, el estamento con una presencia políticamás débil en la Universidad, el estamento funcionario, también se vio in- volucrado y se unió a las movilizaciones; fue un hecho histórico, mujeres de la Universidad triestamentalmente solicitaban mayor igual- dad y un cese a la violencia de género que ex- perimentaban. En el caso de la Facultad de Ciencias Socia- les, la toma duró cerca de 2 meses, periodo en el cual el petitorio construido por las estudian- tes, académicas y funcionarias fue revisado comunitariamente en una mesa de trabajo triestamental compuesta por representaciones rotativas de estudiantes mujeres que mante- nían ambos edificios tomados, representación que fue difícil de comprender para algunos académicos hombres de la Facultad (Troncoso, 2021), acostumbrados a una política antigua y patriarcal. Además la Mesa también estaba integrada por académicas representantes de las cinco carreras, representantes funciona- rias y de profesionales que habían mostrado interés en trabajar en temas de género y/o di- versidades, como fue la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) y el Encargado de equidad de la Facultad. Durante las cinco semanas de trabajo, la Mesa logró acordar numerosas ac- ciones a corto, mediano y largo plazo (Mesa triestamental FACSO), con el objeto de abor- dar lo enumerado en el petitorio. El petitorio (Toma de mujeres FACSO) solicitaba aspectos estructurales, como un cese a la violencia de género y a las desigualdades vividas por las mujeres y disidencias de la Facultad, en un intento de subvertir los modos patriarcales de

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=