Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

134 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA llo humano y reflejan con mucha claridad las condiciones sociales en las que se desarrolla la vida colectiva. El campo de la educación, específicamente de la educación superior, que es el que convoca este volumen, se ha visto altamente deman- dado debido a que las credenciales educativas aún semantienen como principal mecanismo demovilidad de ascenso social, además de ser un marcador de estatus social avalado por el discurso publico (Ruiz y Boccardo, 2014; Vi- vallo en Gaudichaud, 2015). Sin embargo, las expectativas sociales depositadas en el siste- ma de educación superior —permeado por el modelo neoliberal y sus dinámicas— se han visto interpeladas toda vez que su efectividad e influencia para una mejor distribución de oportunidades está cada vez más cuestiona- da. Ello da lugar a la importante interrogante respecto de si el sistema de educación supe- rior estaría más bien generando una re-pro- ducción de la desigualdad. Para hacer frente a esas configuraciones, en las últimas décadas se promovieron reformas educacionales y po- líticas públicas con la perspectiva de la equidad educativa que se tradujeron en importantes transformaciones para afrontar los efectos de la desigualdad y la segregación en el plano edu- cativo (García-Huidobro, 2006; Latorre, Dono- so y Cancino, 2007, González y Espinoza, 2008; PNUD, 2017). MAYOR DIVERSIDAD EN LOS PERFILES DEL ESTUDIANTADO Al avanzar en el campo específico de esta investigación, podemos señalar que las trans- formaciones descritas previamente permearon a las instituciones y adquirieron la forma de políticas, como por ejemplo la gratuidad imple- mentada en el 2016, que profundizó la diversi- ficación ymasificación del estudiantado. Cam- bios cualitativos y cuantitativos que, a partir de acciones afirmativas en base a la perspectiva de la equidad educativa, subvirtieron un sis- tema de educación superior tradicionalmente signado por el elitismo y la alta selectividad (González y Espinoza, 2010). Estas coordenadas adquieren relevancia en la medida en que “la educacion ha sido y continua siendo un pilar de las ofertas de igualdad en Chile” (Araujo, 2013), toda vez que la igualdad de oportunidades cons- tituye un eje de las políticas sociales frente a la desigualdad (Espinoza, 2012). En el caso particular de la Universidad de Chile, ello se tradujo en que el número de es- tudiantes inscritos creció significativamente (Universidad de Chile, 2018). Por dar una refe- rencia reciente, lamatrícula total de pregrado presentó un crecimiento del 7,6%entre el 2019 y el 2021 (Universidad de Chile, 2020; Universi- dad de Chile, 2022). Contrario a las caracterís- ticas del segmentado sistema educacional chi- leno, la composición del estamento estudiantil comenzó a tomar proporciones similares por estudiantes provenientes de establecimientos de distinta dependencia (particular pagada, particular subvencionada ymunicipal), lo que dio lugar a unamatrícula proporcional y repre- sentativa de todos los tipos de establecimientos educacionales del país (Universidad de Chile, 2018). Tras estos movimientos, aumentó fuerte- mente la proporción de estudiantes que son primera generación en ingresar a la educación superior, cifra que alcanzó un 44,6% del total

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