Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

12 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA que se inscribe. En tal sentido, más allá o más acá de sus aproximaciones exclusivamente clínicas, da cuenta de aquello que Freud lla- maba, hace cerca de un siglo, el “malestar en la cultura” (Freud, 1930/2006). Con esta expre- sión, Freud traducía a escala social lo que en su práctica e intervención clínica reconocía a través de diversas formas de psicopatología, y extendía así su análisis sobre las formaciones sintomáticas y su abordaje psicoterapéutico hacia una concepción de alcance antropológi- comayor (Aceituno, 2001). Desde una perspec- tiva psicoanalítica, las problemáticas relativas al malestar social y a la saludmental expresan el carácter conflictivo de la experiencia subje- tiva en diversos contextos históricos. La salud mental, a distinguir de la “enfer- medad” mental, es por lo tanto correlativa a las formas que adopta la relación de los/as sujetos consigomismos/as, con otros/as y con la cultu- ra de la que forman parte. No se trata entonces únicamente de problemáticas situadas a nivel del padecimiento psíquico (psicopatológico) individual, sino que, al mismo tiempo, traduce una experiencia colectiva propia a lo que po- demos denominar el “lazo social”. Un abordaje que asuma la complejidad de esta problemáti- ca requeriría considerar simultáneamente am- bos niveles de análisis, lo que implica alcances teóricos, metodológicos y prácticos (políticos). ALCANCES TEÓRICOS Teóricamente, es importante considerar que una interrogación sobre la salud mental en nuestras sociedades requiere abordarse en una perspectiva que integra diversas dimensiones: subjetivas, relacionales (o psicosociales), an- tropológicas e históricas. Requiere también pensar la relación entre lo íntimo de la expe- riencia subjetiva, lo privado de la vida cotidiana y lo público de su relación con el ámbito insti- tucional en el que se inscribe necesariamente. Por lo tanto, exige una perspectiva teórica (y, como veremos, metodológica) de carácter in- terdisciplinario . Esta consideración teórica (y metodológica) es correlativa al carácter inter- sectorial del abordaje profesional en el campo de la salud mental, tanto en el diseño como en la implementación de políticas de inter- vención. El problema de la salud mental precisa pensarse a partir de procesos de subjetivación , a la vez que puede representar condiciones críticas de sufrimiento psíquico. Es decir, más allá de los “síntomas” o “trastornos” que esta problemática releva, es necesario considerar que tales síntomas y demandas dan cuenta del sujeto que los experimenta, en el marco de una conflictividad propia de los vínculos intersub- jetivos y de la constituciónmisma de lo psíqui- co . Desde esta perspectiva, múltiples niveles de análisis han de ser considerados: las con- diciones biográficas en distintos momentos críticos del desarrollo psíquico (infancia, ado- lescencia, adultez, vejez), los procesos vincula- res o relacionales asociados, la satisfacción (o insatisfacción) de condiciones materiales a lo largo de la vida, las experiencias traumáticas, entre otros. Asimismo, la noción de salud mental se encuentra determinada por condiciones his- tóricas. En su origen disciplinario, es decir, asociado a discursos y prácticas que surgen a partir de principios del siglo XIX, el problema de la salud mental se vincula con los procesos

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