Especulaciones sobre el mundo desde América Latina

139 El humanitarismo no es un humanismo. Crítica a la resolución humanitaria en Haití y la necesidad de la representación. Gabriel González Exploro aquí algunos sucesos claves de las numerosas y duraderas ayudas “hu- manitarias” y misiones de pacificación que ha recibido Haití de parte de la “co- munidad internacional” en lo que va del siglo XXI. Este ensayo permite establecer un breve balance histórico sobre lo que el multilateralismo, tanto en sus vetas diplomáticas como bélicas, ha promovido y ejecutado en Haití. En específico, lue- go de reconstruir una serie de hitos y decisiones de Naciones Unidas que posibi- litan un encuadre histórico del “humanitarismo”, contrapongo esto a la idea de humanismo crítico, exponiendo algunas conclusiones sobre las paradojas e ironías del humanitarismo en la crisis haitiana. En esa dirección, cobra un papel impor- tante la revisión de la mirada de escritores haitianos sobre dicha situación y, en tal sentido, relevo sucintamente la escritura de Dany Laferrière que desarrolla un planteamiento frente a este respecto. Este artículo es un esfuerzo preliminar para futuras investigaciones que tengan por objetivo identificar la estética geopolíti- ca del intervencionismo humanitario articulada por escritores haitianos, de modo que concluye afirmando la necesidad de interpretar la “representación” de obras artísticas en asuntos de este tipo. * En 2018, la Walk Free Foundation publicó su último Índice Global de Esclavitud, una medición que alerta sobre los riesgos y desafíos que tienen los países respecto a las modulaciones contemporáneas de la esclavitud. Su Informe Regional sobre América Latina señala como principales conclusiones, por un lado, la necesidad de proteger a los trabajadores migrantes e indocumentados que demostraron una susceptibilidad a la esclavitud moderna, y de otro, advierte sobre la urgencia de hacer frente a este drama humanitario interviniendo las cadenas de suministro (5-6). De este documento no deja de llamar la atención que la primera nación en la historia de la humanidad que acabó con la esclavitud se ubique en el podio de los Estados que padecen más profundamente este flagelo en versiones actualizadas. Como suele ocurrir con la historia, la paradoja tiene poco o nada de “natural”, me- nos cuando desde la década de los noventa a la fecha, con escuetísimas interrup- ciones, Haití ha sido uno de los países que más “ayuda humanitaria” y misiones multilaterales ha acogido de parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

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