Orientaciones técnicas para desarrollar una práctica docente inclusiva en las disciplinas de las ciencias sociales

En en segundo lugar se debe tener claro que este perfil de estudiantes es posible que haya vivido procesos muy profundos de exclusión que afecten su historia educativa y que tengan repercusiones en su paso por la universidad. En nuestra experiencia, la mayoría de las dificultades más complejas que se deben enfrentar para atender a estos/as estudiantes no son producto del déficit visual o auditivo (que por cierto, representa un desafío a instituciones que no saben atender la diversidad funcional), sino que se responden a una historia de contextos educativos previos que incapacitan a estas personas, excluyéndolas de oportunidades de aprendizaje que les permitan un desarrollo personal autónomo. En el proceso de admisión, estos aspectos se pueden comenzar a indagar durante una entrevista inicial sobre temáticas educativas (trayectoria educativa, técnicas de estudio, estrategias de aprendizaje, apoyo familiar, contexto general del/de la estudiante, etc.). Cabe señalar que los resultados de estas entrevistas, en caso de que evidencien desafíos complejos para la institución en su misión de educar, no deben ser utilizados para levantar requisitos no explicitados previamente en el proceso o como argumentos en contra del ingreso del/de la candidato/a. En cambio, deben funcionar como una alerta hacia la generación urgente y perentoria de las condiciones necesarias para el correcto desenvolvimiento de ese perfil de estudiantes. Esta aclaración la explicitamos pues, si bien puede resultar de sentido común que poner nuevos requisitos a estudiantes en situación de discapacidad es discriminatorio, a veces en el discurso opera una lógica paternalista o proteccionista, que anticipa un fracaso inminente o una incapacidad irremediable de la institución para atender adecuadamente las necesidades de un estudiante en situación de discapacidad. Con ello no negamos que muchas veces la institución piense que no se llegará a tiempo o que no se logre entregar oportunidades en igualdad de condiciones, pero eso no puede ser un argumento en contra del ingreso de estudiantes, sino un foco de trabajo urgente para la institución. Este cupo se abre en 2017 para dos carreras de la Facultad de Ciencias Sociales, luego de una discusión de varios meses al interior de una comisión creada con este fin. Hasta 2019 han ingresado un total de cinco personas con baja visión a través de este cupo. De ellas, una ha desertado, tres han permanecido en sus programas de origen y una ha cambiado de programa hacia otra Facultad de la Universidad. Además, en el proceso de admisión 2020 ya hay seleccionados a la fecha dos candidatos con baja visión que aún se encuentran en proceso de matrícula. Por otra parte, en este período ingresa una persona con hipoacusia por vía regular a una carrera sin cupo de admisión especial por discapacidad. Se entiende por capacitismo a “la devaluación de la discapacidad que da lugar a actitudes sociales que afirman de manera acrítica que es mejor para un niño caminar que rodar, hablar que usar señas, leer textos impresos que leer en Braille, deletrear de forma independiente que utilizar un corrector ortográfico y compartir con niños sin discapacidades en lugar de con otros discapacitados” (Hehir, 2002, p.1, traducción propia) 7.3. Ori entaciones para proveer de recursos para el aprendizaje 7.3.1. Tecnologías asistivas y material bibliográfico accesible Tal como se adelantó en el apartado anterior, con la apertura de la matrícula a una mayor diversidad funcional, se comenzó a trabajar para contar con tecnologías que permitieran digitalizar la bibliografía y así poder traspasarla a audio a través de software especializado. 28

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=